Hace unas semanas les hablaba de Alessandro Moreschi, el último de los castrati y el único con grabaciones que podemos escuchar hoy. Pero cuando alguien habla de los castrati, suele venir siempre a la cabeza Farinelli, el más conocido de ellos. En gran parte, por la película de 1994. El cantante italiano era una estrella, pero aún así Farinelli, il Castrato, cantaba para que Felipe V durmiera. Eso sí, en el camino se hizo millonario y poderoso.
Nacido en 1705 en Andria, en el sur de Italia, su nombre real era Carlo Broschi. Ya les decía al hablarles de Moreschi que no bastaban ciertas dotes naturales y la propia castración para triunfar, sino que la voz debía se entrenada. Era mucho el trabajo que suponía ser una estrella como castrati, pero Farinelli lo consiguió. Triunfó en muchas ciudades y el éxito fue creciendo y creciendo. Cantó antes los reyes de Inglaterra, Francia y España, entre otros. Con el rey de España, Felipe V, fue mucho más allá.
Como pudieron ver los asiduos de Curistoria en la entrada con la infografía de los reyes y reinados de España de Carlos I a hoy, Felipe V, rey de España, había abdicado en su hijo en 1724. Pero este murió tan sólo siete meses después y tuvo que volver a reinar. Superado por todo, por su reinado, por las desgracias y por su carácter, Felipe V vivía en una melancolía constante. Lo que hoy llamaríamos depresión. La música era de las pocas cosas en la vida que aliviaban su estado. Por esto invitaron a Farinelli a cantar ante el rey.
En 1737 se presentó a los reyes de España, que quedaron tan encantados con él y con su arte que lo contrataron para la corte. El salario eran 135.000 reales de vellón por año, además de regalos y de favores reales. Vivía en los palacios en los que lo hacían los reyes y viajaba con ellos allá donde fueran. Su vida, en muchos sentidos, era como la del rey. Tenía poder y varios cargos importantes.
Su principal trabajo era cantar mientras el rey buscaba el sueño o incluso dormía. Así estuvo durante unos 10 años, cantándole al rey para que se durmiera y para ayudar a que las noches reales fueran menos duras ¿Podríamos decir que cantaba Farinelli le cantaba nanas al rey? Es sorprendente que uno de los grandes cantantes de su época tuviera como misión cantar al rey español para que conciliara el sueño.
En 1746 el rey Felipe V murió, pero Farinelli se las apañó para no acompañar a la reina viuda a su retiro en La Granja de San Indelfonso y comenzar a servir al nuevo monarca, Fernando VI. Este también era buen aficionado a la música y apreció al italiano. Su poder en la corte española continuó, especialmente en temas relacionados con la música, donde ostentó cargos importantes.
En 1760 se retiró a Bolonia, a disfrutar de la jugosa fortuna que había acaudalado hasta que en 1782 falleció en aquella ciudad.
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