Hace unos días veía la película Greyhound, en la que se cuenta el viaje, en 1942, de un convoy que atravesaba el Atlántico Norte. El convoy era acechado por una manada de lobos alemana, esto es, por un grupo de sus submarinos. La película es en realidad un combate constante. Y en ella se puede ver que la vista humana era un elemento esencial en ese combate, aunque algunos aparatos como el sónar ayudaran notablemente. Por esa importancia de la vista en el combate, las pantallas de humo eran algo útil, aunque esto no se ve en la película. Al final les dejo un vídeo con las impresionantes pantallas de humo creadas desde aviones en la Segunda Guerra Mundial.
Por supuesto, a medida que fueron llegando aparatos que eran capaces de superar a la vista humana, estas protecciones de humo fueron dejando de tener utilidad. Si lo piensan no es algo extraño esto de crear una pantalla de humo para esconderse o escabullirse. Es lo que hacen los magos en la imagen popular para desaparecer tras un truco.
En muchos tipos de combate se han usado estas protecciones. Desde granadas de humo para la lucha hombre a hombre a tanques que expelían humo para protegerse. El caso del que les hablo es especial por su espectacularidad, por hacerlo desde el aire. Crear pantallas de humo desde aviones para proteger a los barcos fue algo que se hizo en la Segunda Guerra Mundial.
En la guerra naval, los generadores de humo eran casi parte del equipamiento básico de combate de los barcos. Estos creaban una pantalla para escabullirse, para que no pudieran atacarles. También se utilizaba ese humo en algunas operaciones de ataque, para ocultar los movimientos de los barcos. En las operaciones de desembarco, por ejemplo, el humo hacía que la artillería de protección costera tuviera más difícil llevar a cabo su trabajo.
Lo más espectacular, en cualquier caso, eran las pantallas creadas desde los aviones. Enormes muros de humo que partían el océano en dos. Los aviones usaban tetracloruro de titanio para ello. Este gas no es inflamable, que era algo esencial, y en contacto con el aire crea ese humo blanco que queda suspendido en el aire. Eso sí, es muy irritante a los ojos, la piel, las membranas mucosas y los pulmones.
No hay nada mejor que verlo en acción para hacerse una idea de clara sobre lo que estamos hablando. Aquí les dejo un vídeo de una de esas enormes pantallas de humo creadas desde un avión.
Por cierto, si les interesan las historias de submarinos, como a mí, no se pierdan la divertida carta del submarino al que no le enviaron papel higiénico en 1941, la historia del U 505, el submarino alemán de los estadounidenses o mi libro sobre la guerra submarina en la Segunda Guerra Mundial.
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