Es bien conocido que durante los siglos desde el siglo XVI y hasta el siglo XIX, los castrati eran personajes populares y claves en la representación musical. Estos hombres eran castrados de niños para que su voz fuera aguda y limpia, algo que se valoraba mucho en la música de estos siglos. La castración no solía conllevar la amputación del pene. Alessandro Moreschi, el último de los castrati y el único con grabaciones, murió hace casi 100 años
Por supuesto, no se le hacía a cualquiera la operación, sino a aquellos niños que demostraban tener dotes para el canto. La formación, no obstante, era muy dura, no bastaba con aquella brutal operación para hacer de alguien un buen cantante.
La Iglesia prohibía a las mujeres cantar en las ceremonias y así niños y castrati tuvieron su hueco
Hubo castrati muy famosos y durante el siglo XVI tenían una posición relevante porque la Iglesia prohibía que las mujeres cantaran en sus ceremonias. La música avanzaba y los compositores creaban obras polifónicas a capella en las que una voz de soprano o mezzo-soprano era necesaria. Y sin mujeres, sólo los niños o los castrati podía llegar a ese registro.
Como decíamos, en el siglo XIX llevó el declive definitivo de los castrati. Y el último de ellos nació en ese siglo, en 1858, pero falleció ya bien avanzado el siglo XX, en 1922. Alessandro Moreschi, también conocido como El ángel de Roma, fue ese último castrato. Como supondrán por su nombre y apodo, era italiano. Cantaba de niño en una capilla, y lo hacía tan bien que esa virtud lo colocó en el camino musical para el resto de su vida.
Dice la leyenda que en su pueblo natal, Monte Compatri, se libró de una epidemia de cólera y que atribuyeron a la maravillosa voz del niño cantor el milagro. Monte Compatri está cerca de Roma y por lo tanto se conoció allí el caso y comenzó su carrera.
Moreschi es considerado el último de los castrati porque cuando él tenía 12 años, en 1870, se prohibió en Italia esa práctica. Él siguió su formación musical y en 1883, con 25 años, entró en el coro vaticano que lleva el nombre de la Capilla Sixtina. En él trabajó durante años, y llegó a ser su director. A las 54 años, en 1913, dejó el puesto en ese coro y se retiró del mundo de la música profesional
Alessandro Moreschi, el último de los castrati y el único con grabaciones, murió en 1922 de una neumonía
No sólo es el considerado último castrati, sino que es el único del que se conserva grabaciones. Se hicieron entre 1902 y 1904, y aunque el sonido está muy lejos de ser ni siquiera decente, tiene cierto valor, más allá de la curiosidad. Al fin y al cabo es la única grabación que existe de una figura que tuvo su papel relevante en la historia de la música.
Un elemento importante a tener en cuenta a la hora de valorar a Moreschi es la capacidad que tuvo para formarse. Como decía, no era bastante con cantar bien de niño y someterse a la castración para alcanzar la excelencia. El trabajo y la educación eran algo esencial y Moreschi no tuvo acceso a grandes especialistas en su forma de cantar porque los castrati ya eran algo casi desaparecido.
Para que valoren a Moreschi con sus propios oídos, aquí les dejo una de sus grabaciones. Eso sí, recuerden que seguramente ya no estaba en su mejor momento cuando grabó esto a comienzos del siglo XX y que el estilo de canto era muy diferente entonces de lo que estamos hoy acostumbraos a escuchar. Eso sí, es mucho mejor que Florence Foster Jenkins, la cantante de ópera que era tan mala que triunfó.