Rafael Sanzio, o simplemente Rafael, fue uno de los más grandes artistas del Renacimiento. La escuela de Atenas es probablemente su obra más conocida, donde se retrató a sí mismo como el pintor clásico Apeles. Trabajó en algunas salas del Vaticano y junto a sus maravillosos frescos está el grafiti que recuerda a Lutero en el Vaticano.
La Sala de la Signatura iba a ser la biblioteca del papa, pero finalmente se usó para otras funciones. La decoración de esa sala fue el primer encargo que realizó Rafael en el Vaticano. A pocos metros de allí estaba Miguel Ángel haciendo la Capilla Sixtina. En esa estancia es donde está precisamente La escuela de Atenas, además de El Parnaso y La disputa del Sacramento. Hablamos de 1508.
Algo menos de 20 años después, en 1527, el Vaticano sufrió el Saco de Roma. Los soldados y mercenarios españoles y alemanes que habían estado al servicio de Carlos V se amotinaron por la falta de paga y la emprendieron contra la ciudad italiana. Este hecho se conoce como el Saco de Roma. Esa primera palabra, saco, proviene del italiano sacco y significa saqueo. Y justo eso fue lo que hicieron los soldados.
Se cobraron el salario en las personas y los bienes romanos, robando todo lo que podían, destrozando a su antojo y atacando a los pobres habitantes de la ciudad eterna. El Vaticano no se libró del ataque. El papa, a la sazón Clemente VII, ocultando su condición y tapándose con una capa las vestimentas religiosas, huyó por el castillo de Sant’Angelo, usando un corredor secreto.
Los asaltantes no respetaron los libros de las bibliotecas, los objetos religiosos, ni las obras de arte. Entre los lansquenetes y soldados había seguidores de Lutero, el líder protestante, y así lo hicieron saber en esas mismas estancias en las que Rafael había dejado su arte. Bajo uno de los frescos alguno de ellos grabó el nombre de Lutero sobre el yeso. En definitiva, hizo lo que hoy llamaríamos un grafiti.
En realidad se lee un poco mal la palabra, porque es posible que fuera grabado con una pica o algo semejante y con esa pluma es normal que la ortografía no sea muy buena. No fue el único grabado, ya que también aparecen alusiones a Carlos V, entre otros. Lo más interesante es que todavía sigue allí, en el Vaticano, el nombre de Lutero grabado en una de sus paredes. A pesar de todo nunca se ha ocultado el nombre o se ha corregido la ofensa.
Por cierto, no hace mucho les hablaba de algo similar, de un grafiti hecho sobre un fresco medieval que está en el Prado.
Fuente de la imagen: X
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Escribir con un instrumento poco idóneo para ello como, por ejemplo, una pica, no debe afectar la ortografía sino, en todo caso, la caligrafía. Por otro lado, a mi juicio, el nombre está bastante legible.