La curistoria de hoy quizás les recuerde a algunos al Ecce Homo de Borja, aquel Cristo que acabó destrozado, aunque sin mala intención, si no me equivoco. O quizás a las pintadas políticas en el Imperio Romano. Incluso al erróneo Romanes eunt domus de La vida de Brian. De todos ellos tiene algo el grafiti hecho sobre un fresco medieval que está en el Prado, como también tiene algo de todos los que se empeñan en dejar su firma en la actualidad por las calles de las ciudades.
El grafiti hecho sobre un fresco medieval que está en el Prado también data de la Edad Media
El verano pasado, un gañan trató de poner su nombre y el de su novia en el Coliseo romano. Bien, pues un gañán similar, podríamos decir, ya existió hace siglos e hizo lo mismo. En este caso en la ermita de San Baudelio, en la localidad soriana de Casillas de Berlanga. Pero no vayan a buscar el grafiti medieval a Soria, no. Está en el Museo del Prado. Eso sí, por idas y venidas del mundo el arte y el comercio, esos frescos sorianos pertenecen al Metropolitan Museum of Art de Nueva York, aunque los tiene cedidos en el Prado.
Ya saben que en una época donde no había televisión, libros ilustrados, fotografías, ni nada similar, las imágenes de las capillas eran para ellos como para nosotros el cine. Salvando las distancias. En este caso, el fresco de comienzo del siglo XII representa a un cazador a caballo, junto con tres perros, persiguiendo unas liebres. Por supuesto, hay una moraleja detrás de todo esto, porque las liebres eran símbolos de las pasiones bajas del ser humano. Y los tres perros bien podrían ser la Santísima Trinidad. Ese mensaje era el que quería dar la iglesia con aquel fresco enorme que adornaba una pared de la ermita.
Un poco por encima de una de las liebres, aunque ya casi el tiempo lo ha borrado, hay un grafiti. No se sabe exactamente cuándo fue hecho, pero en cualquier caso fue en tiempos medievales. El texto que escribió el gañan en cuestión sobre el fresco de la ermita fue: MI GO PREDET ME FECIT; precedido todo ello de una cruz. Es decir: Me hizo Mingo Predet. Como les decía al comienzo, una firma, ni más ni menos.
No le tuvo que ser fácil hacerlo, porque tuvo que hacerlo a casi 3 metros del suelo
Está escrito con mala caligrafía, a mano alzada y de forma irregular. Un poco desastrosamente, todos sea dicho. Pero no es extraño, ya que esos frescos estaban a más de dos metros y medio del suelo, y la inscripción estaba a casi tres metros de altura en la ermita. Por lo tanto, el autor se tuvo que subir a algo. A algo temporal, a los hombros de otro o sobre una instalación algo más duradera como un andamio aprovechando alguna obra en el templo.
Hay pocas certezas sobre por qué lo hizo, pero una teoría es que ese Mingo fuera alguien que hizo alguna obra en la ermita y no tuvo mejor ocurrencia que dejar su marca, su firma, sobre uno de los frescos. No sería raro esto, y todavía vemos cosas similares en nuestros días. También puede ser, aunque sea poco probable, que fuera un gamberro, un monaguillo rebelde (¿existían los monaguillos en el medievo?) que quiso dejar allí su nombre sin un motivo. Sería un pionero del grafiti español, y no el famoso Muelle.
Fuente de la imagen: Boletín del Museo del Prado, número 55-57.
Excelente y curioso artículo, aunque «Está escrito con mala caligrafía, a mano azada y de forma irregular. Un poco desastrosamente, todos sea dicho».
Buena forma de hacerme saber la errata :)
Gracias.