El 22 de junio de 1940 Francia firmó el armisticio frente a Alemania. Hasta aquel momento el resultado para los galos era un desastre. Más de 90.000 muertos, 200.000 heridos y los prisioneros de guerra rondaban los dos millones. Francia quedó dividido entre una parte ocupada, que eran tres cuartos del territorio, y una parte controlada por el gobierno de Vichy. Este gobierno no dejaba de ser una marioneta con la mano de los alemanes metida en la espalda, controlando todo. Entonces tuvo lugar la operación Catapulta, el ataque británico contra los barcos franceses, para que no fueran usados contra ellos.
En esa situación, los británicos pidieron a la armada francesa que llevaran sus barcos a un puerto donde Alemania no pudiera hacer uso de ellos o fueron desmantelados. Incluso les pidieron que los llevaran a un puerto británico. Los franceses se negaron a tomar estas medidas y parte de su flota fue anclada en Mers el-Kebir, en el norte de África.
Los británicos llegaron a la zona y enviaron a un representante a hablar con el almirante francés Marcel Gensoul, que estaba al mando de esa flota gala. Hubo negociaciones, pero Gensoul se negó a aceptar lo que le proponían. Frente a esto y con una determinada como límite, las 6 de la tarde, James Somerville, el capitán británico cumplió la orden que había recibido. Esto es, si no eran suyos los barcos franceses, deberían ser inutilizados o hundidos. Los buques británicos estaba listos y sus cañones apuntaban a los barcos franceses.
El fuego aliado, nunca mejor dicho, dejó tocados el Dunquerque y el Provence. Otro crucero, el Bretagne, explotó y se fue al fondo. El Provenza , muy dañado, se vio obligado a encallar. Casi 1.300 franceses murieron en el ataque. La batalla de Mers el-Kebir fue el hecho más sangriento de la operación Catapulta que, por otra parte, resultó mucho más tranquila en resto de lugares.
Aquel hecho no sería olvidado en mucho tiempo por los franceses. Muchas reticencias futuras entre ambos países, antes de convertirse en aliados verdaderos, tenían como fondo aquel día del 3 de julio de 1940 cuando tuvo lugar la batalla de Mers el-Kebir. Es más, estuvo a punto de que los franceses declararan la guerra a los británicos, aunque finalmente sólo se rompieron las relaciones diplomáticas.
El ataque también era un mensaje para el resto de países. Churchill dejaba patente con la operación Catapulta que llevaría la guerra hasta sus últimas consecuencias, fuera donde fuera.
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