Estando parte de la dotación del puesto en las labores de rescate que acabamos de contar, los guardias civiles Pedro Ortega y Antonio Giménez partieron en dirección contraria para vigilar el camino y ayudar a la diligencia que hacía el camino contrario: Valencia-Madrid. Cuando estaba cerca de donde se encontraban, el carruaje que había sido rescatado anteriormente volvió a tener problemas, en este caso, mucho más graves: Cayó por el barranco de Bellver.
Los guardias civiles dejaron todo sus pertrechos y armas y se lanzaron barranco abajo para auxiliar a los accidentados, sabiendo que era algo realmente peligroso, bajar allí donde las aguas arrasaban con rabia todo a su paso. Tan peligroso que le costó la vida a ambos, junto con todas las personas que iban en el carruaje.
Así, Pedro Ortega y Antonio Giménez fueron los primera guardias civiles en dar su vida en un servicio humanitario en la historia de la Guardia Civil.
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