Los comienzos siempre son difíciles, y a veces uno hace cosas que luego, con el tiempo, ve como desastres. Hasta el mejor escribano echa un borrón, y hasta el mejor actor hace un mal papel. No sé si era el mejor actor, pero desde luego Paul Newman era una estrella como pocas. Pero en 1963 Paul Newman puso un anuncio pidiendo perdón por su actuación en su primera película.
Newman nació en enero de 1925, así que hace poco se celebraba el centenario de su nacimiento. Además de actor, fue director, productor y hasta creó su propia marca de alimentación, que además tiene una bonita historia detrás, porque es un proyecto benéfico. Sería absurdo hablar aquí de sus grandes películas, porque son de todos conocidas. En cambio, vamos a hablar de una actuación mala. O, al menos, de una que a él no le gustó nada.
Su primer trabajo fue El cáliz de plata, en 1954. Es una historia en la que un artesano debe esculpir las caras de los apóstoles y de Jesús en un cáliz. Fue una de las últimas películas de su director, Victor Saville, y aunque Newman fue candidato al Globo de oro por su interpretación, él pensaba que no sólo no se lo merecía, sino que la propia cinta no merecía verse. Llegó a pensar que aquella primera película significaría a la vez el final de su carrera.
En IMDB la nota que se le otorga a este título es de 4,6 sobre 10, que no es muy buena. El papel que acabó aceptando Newman se lo habían ofrecido también a James Dean, pero este lo rechazó porque el guion no le pareció bueno. Por cierto, tanto marcó a Newman este trabajo que cuando le cuando se le presentó la posibilidad de protagonizar Ben-Hur, se negó por el recuerdo de El cáliz de plata. Sea como fuere, la cuestión es que el tipo con unos de los ojos azules más impresionantes del cine hizo un papel del que se arrepintió más tarde y unió su nombre a la peor película hecha en los años 50, según la opinión del propio actor. Supongo que todo es exagerado y que no debe ser tan mala, aunque no la he visto, he de decir.
Pero lo cierto es que cuando en 1963 se anunció que la película se iba a estrenar en televisión, Paul Newman publicó durante días un anuncio en la prensa pidiendo disculpas por su trabajo en ella. La imagen que ven arriba está tomada de la página 8 de The New York Times del 22 de enero de 1963. El aviso estuvo varios días en los diarios y el actor se gastó en aquella campaña de anti-publicidad 1.500 dólares, lo que vendrían a ser unos 15.500 dólares de hoy.
Ni que decir tiene que aquellos anuncios fueron un ejemplo perfecto del efecto Streisand y provocaron que más gente de la esperada se interesara por verla.
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