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La mecánica del exterminio, de Xabier Irujo

El 27 de enero pasado se conmemoraron 80 años desde la liberación de Auschwitz por parte de los soviéticos. Medio año antes, ese mismo ejército Rojo habían comenzado a llegar a algunos de los campos de concentración y exterminio importantes, como Bełżec, Sobibor o Treblinka. El horror que se había sospechado comenzaba a palparse, aunque se tardaría todavía un tiempo en descubrirse la magnitud real de esa barbarie. El libro La mecánica del exterminio1, de Xabier Irujo, expone esa increíble magnitud de manera clara y apasionante.

Con el tiempo se fueron descubriendo los diferentes niveles a los que llegaron los nazis en su Solución Final, que iban mucho más allá de lo esperado. Es obvio que se sabía que los alemanes estaban aniquilando a los judíos, pero cuando se llegó al fondo de esa industrialización fría de la muerte, la inhumanidad mostrada era extrema hasta para los más pesimistas.

La mecánica del exterminio, de Xabier Irujo, es una magnífica narración del cómo se creó y cómo funcionaba el Holocausto

Este libro es la narración de las etapas del duro camino hacia la muerte de aquellos a los que los nazis decidieron exterminar. Mayoritariamente judíos, pero también otros grupos sociales. Ese camino está presentado en dos niveles, desde dos puntos de vista. Por una parte, el desarrollo de los propios nazis de las diferentes formas de robar, maltratar y asesinar progresivamente a más personas y de hacerlo de manera industrial. Por otra parte se detalla cómo las víctimas tenían un camino que los llevaba de ser expulsados de sus casas, a ser metidos en guetos, luego en campos y, finalmente, les conducía a una etapa en la que sus últimos pasos se daban en el pasillo hacia la cámara de gas. Por último pasaban por el crematorio o las fosas comunes.

Irujo, el autor, expone las cuatro etapas de ese proceso del exterminio: desplazamiento, concentración en un gueto, transporte y exterminio. Dejando claro y documentado que, además, cada etapa fomentaba la muerte. Las pobres víctimas iban de un paso al siguiente sin saber que siempre lo que estaba por venir, la siguiente etapa, era peor.

El libro comienza con la ambición nazi de extenderse hacia el este y de expulsar de allí a quienes ellos consideraran como no dignos de vivir junto a su pueblo ario. Los condenados eran convertidos en ciudadanos de segunda, luego en prisioneros, encerrados en guetos y explotados como trabajadores. La mano de obra esclava formaba parte del plan para hacer al Reich grande. Y esto era sólo el inicio del sufrimiento.

Además de en los campos de exterminio, los guetos, el trabajo forzado y todo lo demás buscaba la muerte de los judíos

En todas esas fases previas al exterminio propiamente dicho, ya estaba la muerte presente. Ya fuera en forma de trabajo forzado hasta la extenuación, hambre, palizas, enfermedades, ahorcamientos, tiros en la nuca o cualquier otro método.

Se fomentaron pogromos para que la población acabara con los judíos. En los trabajos que se les asignaban no importaban las condiciones, ya que su fallecimiento era casi visto como un beneficio colateral de ese trabajo. Los alemanes intentaron el extermino con matanzas masivas con armas de fuego, llevando a las víctimas al borde de una fosa común y matándolas a tiros, pero no era suficiente para cumplir el objetivo del exterminio.

Cuando eran enviados a campos de concentración, las condiciones eran extremas porque se pretendía la muerte por inanición, por enfermedad, por frío… Incluso en los propios transportes morían por centenares, hacinados en los vagones y sin alimento o agua durante días. Los campos de concentración eran miles y de nuevo su objetivo último era que los prisioneros murieran.

La última parada eran los campos de exterminio, donde ya el objetivo era ese que indica el nombre, el exterminio de manera activa. Allí no bastaba con esperar a que murieran debido al maltrato y el hambre, allí los mataban.

En un proyecto finalizado en 2013 para el Museo del Holocausto de Estados Unidos, se identificaron 42.500 lugares de detención. Unos 30.000 campos de trabajo forzoso, 980 campos de concentración, más de 1.150 guetos… como vemos, mucho más que los campos de exterminio por todos conocidos: Auschwitz, Sobibor o Treblinka, entre otros.

Una buena, detallada y clara narración del exterminio

Los alemanes no sólo mataron. Antes y después de que murieran, explotaron y robaron a las víctimas. De todos es sabido que se apropiaban del dinero, las casas, los muebles, la ropa, las joyas… de las víctimas. Lo saqueado iba a parar a los alemanes, a veces particularmente, y otras como sociedad. Por ejemplo, el oro obtenido de esa forma debía llegar al Tesoro del régimen nazi. Como dijo el fiscal de Núremberg, James M. McHaney: “[…] un programa fríamente premeditado de asesinato en masa y un robo gigantesco perpetrado contra un pueblo […]”.

Un ejemplo extremo de esa parte material del Holocausto está en la extracción de las piezas dentales de oro a los muertos. Por supuesto, brutalmente. Ese oro era fundido y pasaba al gobierno nazi. Además, se inspeccionaba el recto y la parte genital de las mujeres, buscando joyas o más oro escondido.

El horror que traslada el libro es absoluto. Los detalles de cada una de las partes de ese camino, junto con la cantidad de víctimas, estremecen. Es complicado encontrar palabras. Es cierto que hay miles de libros sobre los campos de concentración, el exterminio y la Solución Final. Pero este me ha parecido especialmente bien estructurado y narrado. Esa industrialización de la muerte está documentada y expuesta desde la visión general y desde los detalles más claros. Entre medias se explica cómo lo organizaron todo los alemanes, su burocracia y frialdad y, por supuesto, se explica el maltrato de las víctimas. Merece la pena este acercamiento al Holocausto, para comprender un poco más cómo pasó, aunque en realidad nos cuesta entender cómo pudo llegar a pasar, cómo se alcanzó tal grado de inhumanidad hace menos de un siglo en Europa.

El autor, Xabier Irujo, es catedrático en la Universidad de Nevada y experto en genocidios. Ha sido profesor visitante en otras universidades y ha dictado conferencias sobre este tema en multitud de entidades. Es doble doctor, en Historia y Filosofía, y autor de un buen número de libros y artículos académicos. El libro lo acaba de publicar la editorial Crítica en cartoné, con un buen número de fotografías repartidas entre el texto, que contribuyen a transmitir la dimensión de la barbarie.

  1. Enlace afiliado ↩︎
Curistoria

Ver comentarios

  • Lo primero mis disculpas, Xabier, por la errata.
    Ya lo he corregido.
    Por cierto, enhorabuena por el libro, es magnífico.
    Un saludo.

  • No, yo soy otro Xabier, perdona la confusión. Lo que pasa es que estoy habituado a que me pongan "Xavier" a mí también (en muchos casos es el corrector el que "prefiere" la versión con "v"), y miré que tanto en el libro como en otros artículos, él firmaba como "Xabier".

  • No hay nada que perdonar, Xabier, la confusión fue mía :).

    Gracias de nuevo por avisarme del error.

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