Hace mucho tiempo que no escribo aquí sobre el origen de algún dicho, pero hoy he escuchado la explicación de uno que no solo tiene su poso histórico, sino que además me ha sacado de un error en el que estaba. Lo contaban en un episodio de Documentos RNE dedicado a los apellidos. Les he recomendado otras veces este magnífico programa de RNE que, por supuesto, pueden escuchar como un podcast más. En tema en cuestión del que quiero hablarles es la relación entre los judíos y el origen del dicho tirar de la manta.
Siempre había asumido que la expresión tirar de la manta tenía un origen bastante sencillo y obvio. Como saben, se usa para indicar que alguien va a descubrir, a hacer público, un caso o una información que otros tenían interés en mantener secreta. Esta es más o menos la explicación de la RAE, y este dicho está a la orden del día en los medios de comunicación.
En mi ignorancia yo siempre había pensado que era una metáfora de lo que significa que algo esté tapado por una manta, que esté oculto bajo ella, y que alguien tire y lo descubra. Pero no es así, sino que el origen es mucho más interesante.
La manta que contenía los nuevos nombres de los judíos conversos era un peligro para los que buscaban la limpieza de sangre
Todo proviene de los siglos XVI y XVII, cuando España se afanó por expulsar a los judíos u obligarles a convertirse al cristianismo. Esto provocó que muchos de esos judíos conversos cambiaran su nombre y apellidos para ocultar su origen. Pasaban de Isaac ben David, por ejemplo, a Pedro Conejo. En algunos lugares, principalmente en catedrales, se escribía el cambio en una manta, en una tela larga. Se registraban así los nombres de los judíos que se iban bautizando, junto a su nueva identidad, ya cristianizada.
A medida que se iba escribiendo en la manta, esta se iba enrollando y por lo tanto con el uso, los escritos con más tiempo quedaban ocultos en la parte enrollada. Eso hacía que se fuera olvidando el origen judío de algunas familias y personajes. Era una época en la que la limpieza de sangre, como se decía entonces, era esencial para prosperar en la sociedad. Por eso, cuando se amenazaba a alguien con sacar su pasado judío a la luz, se decía eso de tirar de la manta. Que no era otra cosa que desenrollarla para buscar su nombre o genealogía real.
Muy interesante; de allí vienen muchos apellidos «creados», ya que los conversos, obviamente, no podían adoptar los apellidos familiares ya existentes. Así, surgen los apellidos con colores: Rojo, Verde, Blanco, Pardo, Negro, Marrón; apellidos de frutas: Piña (mi apellido), Naranjo, Manzano; objetos: Mesa, Puerta, Rincón, etc. Esto en español y otros idiomas.
En alemán, hay muchos apellidos con «árbol» como terminación, como Appelbaum (árbol de manzana), o «montaña», como «Goldberg». También muchos judíos adoptaron como apellido el respectivo oficio: «Zapatero» (Shoemaker,en inglés, Schumacher en alemán), «Sastre» (Tailor en inglés), Alfaro (Potter en inglés), Panadero (Baker).
Eso es, por eso ponía yo el ejemplo de tomar el apellido Conejo, era algo habitual.
tambien nombres de ciudades. muy interesante
Cierto: Valencia, Sevilla, Toledo y Córdoba; no mencioné esta faceta porque no fue exclusiva de los judíos; pero vale la acotación.
Sí, y eso no sólo para los judíos. Muchos acabaron siendo Fernando del Valle, porque venía del valle y era la forma de identificarlos. De diferenciar a ese del resto de fernandos.