Recopilación

Los Ritchie Boys, los judíos europeos del ejército estadounidense

En la película Malditos bastardos, de Tarantino, el personaje de Aldo Raine, interpretado por Brad Pitt, lidera un grupo de soldados judíos que actúan un poco por su cuenta. Algunos de ellos son alemanes, judíos alemanes que combaten al nazismo desde el ejército estadounidense. Esa idea tiene ciertas similitudes con los Ritchie Boys los judíos europeos del ejército estadounidense. Seguro que no eran tan salvajes como el Oso Judío de la ficción de Tarantino, pero su labor fue muy valiosa para la inteligencia aliada.

Los Ritchie Boys, los judíos europeos del ejército estadounidense se exiliaron a Estados Unidos y volvieron a Europa para combatir a los alemanes

Los Ritchie Boys eran judíos europeos que cruzaron el Atlántico huyendo de los nazis. De ellos, unos 2.000 eran alemanes. No les debía haber sido fácil dejar todo atrás, pero además en algunos casos llegaron como refugiados a un país que estaba en guerra con el lugar del que venían. Eso, sin duda, haría que se levantaran ciertas sospechas hacia ellos. Por ejemplo, decenas de miles de japoneses que vivían en Estados Unidos, muchos de ellos ciudadanos estadounidenses, fueron puestos bajo custodia en campos de internamiento, por decirlo de manera suave, después de Pearl Harbor.

Algunos de esos judíos europeos exiliados querían volver a su continente a combatir al Tercer Reich, y el ejército de Estados Unidos decidió aprovechar ese impulso. Para ello lanzó un plan especial de reclutamiento y formación con el objetivo de crear un grupo militar especial a partir de esos exiliados. Ese grupo se conoció finalmente como los Ritchie Boys.

El nombre proviene del lugar donde fueron entrenados, Camp Ritchie. Era una instalación relativamente secreta situada en Maryland. Allí eran formados y analizados a fondo. Por una parte para descartar espías o traidores, pero también, y casi más importante, para seleccionar a los que realmente servirían para las acciones que les iba a tocar hacer en el frente e incluso más allá de este. Seleccionaban tan sólo aquellos con iniciativa, mente rápida, capacidad de reacción y sangre fría.

Aunque Camp Ritchie pudiera parecer una auténtica Torre de Babel, ahí estaba su gran valor, en la variedad de lenguas y culturas

Como decíamos, había jóvenes de diferentes lugares, así que había alemanes, por supuesto, pero también polacos, italianos o franceses, entre otros. Lógicamente, el dominio de sus idiomas y sus culturas de origen los convertía en piezas valiosas para muchas acciones de inteligencia. De hecho, el campamento estaba dirigido por la Inteligencia Militar. Como argumentaba uno de esos Ritchie Boys, entrenar a alguien para disparar lleva unos meses, pero lleva un poco más aprender bien un idioma.

Muchos de ellos no sólo habían sido amenazados por el régimen de Hitler, sino que además habían perdido a familiares por culpa de leyes contra los judíos. Y, como ha demostrado la literatura desde hace siglos, la venganza es una de las fuerzas más fuertes de la naturaleza humana.

En Camp Ritchie recibían formación en guerra psicológica, códigos, técnicas de espionaje y combate y, cómo no, en la mejor forma de interrogar a un enemigo, algo en lo que serían esenciales en el frente. Cuando un soldado alemán era capturado, no sólo hablar el mismo idioma hacía que se entendieran mejor, sino que generaba cierta confianza que los hacía ser más locuaces. Esto, unido a otros detalles para los que habían sido entrenados, por ejemplo, no tomar notas durante la conversación, hizo que su ayuda a las labores de inteligencia fuera clave.

Más de 20.000 hombres y mujeres formaron parte de los Ritchie Boys. Muchos nunca fueron a primera línea de fuego, sino que desarrollaron su labor desde la retaguardia, incluso desde Estados Unidos. Pero hubo otros muchos que fueron totalmente esenciales en el avance de la vanguardia aliada sobre Europa, recabando información a los nazis que era necesaria y valiosa para ese avance.

Curistoria

Ver comentarios

  • En los EUA, el trato hacia los alemanes o sus descendientes, durante la II Guerra Mundial fue muy distinto del trato vejatorio y violador de los derechos humanos hacia los japoneses y a sus hijos e incluso nietos nacidos en los EUA; lo que revela el componente racista de esa distinción. De hecho, el jefe Supremo del Ejército de los EUA en la II Guerra Mundial, y el Almirante supremo de la Armada, Eisenhower y Nimitz, respectivamente, eran hijos de alemanes.
    Los EUA apoyaron tácitamente desde el gobierno, y activamente desde la empresa privada al régimen nazi, tanto por afinidad racial, como por negocio, como por cálculo de que los nazis abatieran a la URSS.

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