Cada entrada de Curistoria está clasifica dentro de una o varias categorías. La categoría de Muertes no está entre las 10 más utilizadas, pero por muy poco, ya que es la 12ª más utilizada. Esto es, en Curistoria se ha hablado mucho de muerte y muertes, aunque no tanto como se ha hablado de Segunda Guerra Mundial, literatura o inventos, por citar algunas. Y hoy volvemos sobre la muerte. En concreto sobre el hombre que evitó la silla eléctrica y se electrocutó en el inodoro, accidentalmente.
Aunque las muertes de las que les hablo suelen ser de personajes históricos relevantes, también las hay de tipos sin importancia alguna en la historia. Tipos como el condenado a muerte que salió vivo de su propio ahorcamiento o el primer hombre al que mató un robot, accidentalmente también, todo sea dicho.
El hombre que evitó la silla eléctrica y se electrocutó en el inodoro, estaba en la cárcel condenado a cadena perpetua
Michael Anderson Goodwin fue un norteamericano que, a pesar de morir joven, a los 28 años, tuvo una carrera delictiva variada. El tipo fue condenado por robo a mano armada, por violación y por asesinato. Se le acusó de haber matado a una mujer después de violarla y esto lo llevó a la justicia y de ahí a la silla eléctrica. Esa fue la condena inicial, muerte en la silla eléctrica. Pero finalmente se conmutó esa pena capital por la cadena perpetua porque fue declarado inocente del cargo de violación en una revisión del juicio.
Estando en la cárcel, donde tenía que estar como hemos dicho el resto de sus días, se sentó a ver la televisión en su celda. La celda no era muy grande y podía ver la televisión mientras estaba sentado desnudo en el inodoro metálico que servía de baño en su reducido espacio de vida. Los presos podía ver la televisión siempre que se usaran auriculares. Los de Goodwin no debían funcionar bien y eso fue su final.
Buscando solucionar el problema de los auriculares debió tocar algún cable que no estaba bien en la televisión y esto, unido al metal del inodoro sobre el que estaba sentado, provocó que se electrocutara fatalmente. Así fue como un día de 1989 un preso condenado a la silla eléctrica y que se había librado de ella, acabó electrocutado desnudo en el inodoro. Era sábado por la noche y lo encontraron a la mañana siguiente en la ronda rutinaria.