Me preguntaba esta mañana cómo sería la evaluación dentro de unas décadas de la presidencia de Donald Trump. Una vez que el calor del momento haya pasado. No hablo de caer en el habitual error de evaluar el pasado con los ojos del presente, sino de hacer una valoración real y objetiva del momento. Y eso me ha traído a la frase que titula esta entrada. En realidad es una versión reducida y modificada de una frase más larga y ocurrente de Antonio Pérez, el popular secretario de Felipe II. Reducida porque a ese mensaje de los poderosos deberían temer a los historiadores le falta una segunda parte. Y modificada porque Pérez hablaba de príncipes y no de poderosos.
En mi opinión, el sentido de la palabra príncipes que usó Antonio Pérez es el mismo del término poderosos que yo uso, para que se entienda mejor. Incluso en algún caso podríamos decir políticos en lugar de poderosos. Y la segunda parte de la frase original, que yo he eliminado del título para no alargarlo, es la cobertura de humor que hace que la píldora entre más fácilmente. La frase exacta de Antonio Pérez fue:
Quizás otro día dedique una entrada a Antonio Pérez. Su tiempo al lado de Felipe II, el asunto sobre el intento de asesinato de Juan de Austria, su huida de España y sus escritos, son un capítulo muy interesante de nuestra historia. Una aventura de espías y traiciones. Pérez advertía de los historiadores en la cita, supongo que esperando que a él lo dejaran en buena posición y bajaran a Felipe II del trono.
Hace siglos, un emperador o un rey podía tratar de controlar todo lo que quedaba escrito de su reino para la posteridad. Aún así, no es extraño que vinieran otros detrás reescribiendo la historia, derribando estatuas y quemando rastros. Ya saben, aquello de la historia la escriben los vencedores.
Pero en los últimos siglos hay tantos documentos y archivos de todo tipo, que los historiadores tienen material de sobra para hacer un juicio fundado sobre cualquier tema. Pasará en el futuro, cuando se evalúe a Trump. Podríamos decir que hoy más que nunca los poderosos deberían temer a los historiadores.
Y hablando de presidentes estadounidenses, una cita de Lincoln es también pertinente en esta situación:
No podemos escapar a la historia.
El presidente decimonónico sentenció de esta forma el 1 de diciembre de 1862 en el Congreso de su país en plena Guerra Civil de Estados Unidos. Se estaba hablando entonces sobre la adquisición de libertad automáticamente por parte de los esclavos. Sabía que el futuro pondría un ojo en ese momento y en lo que hizo cada uno.
Habrá que esperar unos años para poder evaluar con calma y total objetividad el periodo de Trump al frente de su país. Sabiendo además lo que significa su país en el mundo. Y no hablo de 2 años, ni 5. La actualidad siempre enturbia algo las aguas, creo yo.
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