La adicción al café de algunos personajes históricos

La adicción al café de algunos personajes históricos

Hace unas semanas escuché en algún lugar, no recuerdo muy bien dónde, lo siento, que el café tenía que responder a su acróstico: Caliente, Amargo, Fuerte y Escaso. Hoy he visto una frase de Talleyrand, el político francés, que me ha traído eso de nuevo a la cabeza. El francés dijo que una taza de café debe ser negra como el demonio, caliente como el infierno, puro como un ángel y dulce como el amor. Un poco más difusa esta recomendación de Talleyrand que la otra. A raíz de esto es decidido escribir sobre la adicción al café de algunos personajes históricos.

Napoleón, Talleyrand, Voltaire, Balzac… los franceses y el café

Lo cierto es que hay son varios los franceses relevantes del XVIII y el XIX que tienen una relación con el café que roza la enfermedad. Comenzando por el francés más importante de los últimos siglos, Napoleón Bonaparte. El Gran Corso dijo:

El café fuerte y mucho, me despierta. Me da una sensación de tibieza, una fuerza inusual, un dolor no exento de placer. Prefiero sufrir a ser insensible

Voltaire, que se hizo rico explotando un fallo en la lotería, era un gran consumidor del negro brebaje. Se dice que bebía 50 tazas de café al día. Es un poco hacer el cafre, tanto café. Y bien pudiera haber cierta exageración, pero él mismo defendía el café cuando lo acusaban de veneno. No le parecía mal que fuera eso, un veneno lento, ya que frente a esta afirmación nos dejó:

Creo que debe serlo [un veneno lento], porque lo he bebido durante 84 años y aún no he muerto.

Pero el cafetero francés por antonomasia quizás sea Honoré de Balzac. El novelista del XIX era un verdadero exceso en lo que a esta bebida se refiere. De esto ya les hablé hace mucho tiempo, de la adicción de Balzac al café. Su horario de trabajo, de escritura, que comenzaba a medianoche, se sustentaba en gran medida en el café que le mantenía despierto.

La adicción al café de algunos personajes históricos llega a extremo con Balzac y Voltaire

En algunos casos, las recetas de preparación que han usado algunos de estos personajes históricos son un poco llamativas. Federico el Grande, por ejemplo, usaba en ocasiones champán en lugar de agua para hacérselo. Desde luego, llamativo.

Por su parte, a Kierkegaard, el filósofo danés del que eran seguidores Faemino y Cansado, le gustaba el café preparado al modo de los P. Tinto. Esto es, el azúcar tenía que hacer isla. Kierkegaard echaba primero azúcar en la taza en cantidades industriales, para luego verter un café muy fuerte y tragarlo todo de un único golpe. Por cierto, el danés también tenía una extensa colección de tazas que usaba a diario, variando la taza cada día para preparar ese café extra dulce.

Volviendo a Voltaire, se dice que en ocasiones mezclaba el café con un poco de chocolate y que pagaba a sus criados cantidades extra de dinero si conseguían buenos granos de café. Hay un extraña competición entre Balzac y Voltaire por ser el mayor consumidor. El mito les atribuye decenas de tazas diarias a ambos.

Balzac se preocupaba de seleccionar los granos de café y de mezclarlos para conseguir un aroma determinado. Recomendaba su receta sólo a hombres vigorosos y duros. El café tenía que llevar poca agua y tomarlo con el estómago vacío. Es decir, volvemos a la frase inicial: Caliente, Amargo, Fuerte y Escaso.

A la postre, tanto café ¿es bueno o malo?

Y después de todo esto, amigos, les dejo un par de datos para que contesten cuando les digan que toman mucho café o para afearle a alguien que toma mucho café. El café no debe ser muy bueno. Como hemos visto, Balzac tomaba mucho y murió con 51 años, con problemas de estómago, probablemente debido al café. Por otra parte, el café no debe ser malo, porque Voltaire tomaba decenas de cafés al día y murió con casi 85 años.

2 comentarios en “La adicción al café de algunos personajes históricos”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.