(Honoré de Balzac) |
Para acabar esta serie de entradas que en los últimos días han girando en torno a los libros y la literatura, repasaremos algunos de lo vicios, manías, costumbres y estridencias de algunos de los grandes literatos de la historia.
- El conde de Buffon sólo podía escribir vestido de etiqueta, con puños y chorreras de encaje y con la espada colgando de su cinturón.
- Alejandro Dumas, padre, solía vestir cuando escribía algo similar a una sotana de color rojo, con amplias mangas y en los pies, unas sandalias.
- Chateaubriand dictaba sus textos a su secretario mientras caminaba descalzo sin parar por la habitación.
- Victor Hugo repetía una y otra vez, mientras caminaba por la habitación, las frases y los versos, para correr a escribirlos cuando le sonaban suficientemente bien.
- Jean-Jacques Rousseau prefería trabajar al aire libre, en pleno campo, si era posible con sol y para evitar los ruidos se ponía tapones en los oídos.
- Montaigne escribía encerrado en una torre abandonada.
- Schiller, un poeta alemán, escribía con los pies metidos en un barreño lleno de agua helada.
- A Lord Byron le inspiraba el aroma de las trufas y por eso siempre solía llevar algunas con él en sus bolsillos.
- Gustave Flaubert no se ponía a escribir hasta haberse fumado, al menos, una pipa.
- Para cumplir los plazos impuestos para la escritura, Victor Hugo le daba orden a su criado de que custodiara sus ropas y no se las entregara hasta que hubiera acabado el plazo, por muy pesado que se pusiera pidiéndolas.
- Honoré de Balzac se acostaba a media tarde y una criada le despertaba a medianoche. Entonces se vestía con una túnica blanca y se ponía a escribir durante horas.
- Balzac consumía tazas y tazas de café mientras escribía. No es de extrañar que así alcanzara la cantidad de obras que alcanzó, más de cien.
- Thomas Mann reunía por las noches a su familia y les leía lo que había escrito a lo largo del día. Su familia opinaba y discutían y a veces Mann cambiaba su texto en base a ello.
- Galdós se ponía una capa sobre los hombros, una boina azul y una manta sobre las piernas y solía hacer pequeños dibujos en sus manuscritos, en los márgenes o entre las líneas.
- Mark Twain llevaba la cuenta exacta de las palabras que escribía y escribía el número cada cierto número de páginas en sus manuscritos.
- Georges Simeon marcaba ocho días en un calendario para dedicarlos exclusivamente a escribir, y cuatro días para relectura y correcciones. Las ideas básicas las iba escribiendo en una carpeta amarilla.
- Georges Simeon escribía sin parar y para ello tenía muchísimos lápices perfectamente afilados en su escritorio. Su mujer era la encargada de sacar punta diligentemente a aquel ejército.
- Muchos escritores han trabajado habitualmente en cafeterías: Claudio Magris, Larra, González Ruano, Ramón Gómez de la Serna, Sartre…
- En cambio otros no han encontrado mejor lugar que su casa: Don DeLillo, Pío Baroja, Neruda, Domenio Rea… Mario Benedetti, en cambio, necesitaba estar en casa para escribir una novela pero podía escribir poesía en cualquier lado.
- Don DeLillo asegura que escribir en el ordenador no le gusta porque echa de menos el repiqueteo de la máquina de escribir. En cambio, Gabriel García Márquez aseguraba que si hubiera tenido antes su ordenador había escrito cien libros y cien veces mejores.
Fuentes: El libro de los hechos insólitos, de Gregorio Doval; Escribir es un tic, de Francesco Piccolo
Pobre criada de Balzac. Despertarlo a medianoche y luego no parar de hacer café.
Sobre Victor Hugo, imagino que pasearía desnudo por su habitación repitiendo versos.
José, seguro que la criada también tomaba café, si no es imposible que aguantara :)
Al menos hizo un gran servicio al señor Balzac y a la literatura.
Muy bueno lo dicho por Gabo
Me gusta mucho este blog, Creo que he recibido mas de 400 mensajes con datos curiosos a mi correo desde que me inscribí a él hace 4 años. También soy escritor e historiador y creo que no tengo muchas manías para escribir… todavía. ;) Felicitaciones Manuel Jesus.
Cordial saludo;
Camilo Cuervo
Gracias por comentar Alí.
Camilo, celebro que disfrutes del blog, muchas gracias por tu comentario :)
Si de manías, rituales o excentricidades se trata… no hay quien le gane a Emily Dickinson… Por algo le decían la loca de blanco…
Lo de Mark Twain de numerar las palabras, no sería de extrañar si su editor le pagase por palabra, como ha sido bastante frecuente en la historia
Gracias Carolina por el comentario.
Felipe, bien visto, ese podría ser un motivo.
Saludos.
DondeLillo podría bajarse la aplicación que simula el tecleo de las máquinas de escribir ;-)
Me ha encantado el artículo ;-)
Un saludo.
Gracias Jordi por comentar.