Hace unos días escuchaba en el magnífico podcast More or Less, que presenta Tim Harford en la BBC, la comparación entre Adam Peaty y Usain Bolt. Ambos tienen récords del mundo sobresalientes. El primero en natación y el segundo en carreras de velocidad. Bolt corrió los 100 metros en 9,58 segundos. Peaty nadó la misma distancia, a braza, en 56,88 segundos. Ningún otro nadador ha bajado de los 57 segundos. Espectaculares, pero ninguno tiene el récord del mundo más antiguo que sigue sin batirse.
En el programa de Harford, que se centra en los números y en la estadística, aplicaban esta disciplina para determinar cuál de esos dos récords es más asombroso. Es decir, cuál de ellos es más extraño desde el punto de vista de la serie de datos. Por si les interesa y no quieren escuchar el podcast, les diré que es más extraordinario el récord de Peaty que el de Bolt.
Todo esto me llevó a preguntarme cuál es el récord del mundo más antiguo que sigue sin batirse. Pero récords hay de muchos tipos: más participaciones en unos Juegos Olímpicos, más tiempo sin perder una competición, mayor anotador… Para acotar, y es en lo que pensé en un primer momento, vamos a centrarnos en los récords relacionados con los tiempos en el atletismo. Porque, a diferencia de otros como el baloncesto, el atletismo no ha cambiado demasiado en su esencia.
El 26 de julio de 1983, en Múnich, la atleta checoslovaca Jarmila Kratochvílová corrió los 800 metros en 1 minuto, 53 segundos y 28 décimas. Aquel día en el Estadio Olímpico de Múnich hizo la primera vuelta en 56,1 segundos, con la corredora alemana Petra Kleinbrahm haciendo de liebre. Para hacernos una idea de lo impresionante de esa marca, sólo otra mujer ha bajado de los 1:54 en toda la historia de la prueba. Fue la rusa Nadezhda Olizarenko en 1980. Sin Kratochvílová, por tanto, el tiempo de la rusa llevaría cerca de 40 años imbatido.
Por todo esto no es extraño que el récord de Jarmila Kratochvílová sea el más antiguo que aún permanece imbatido. De él han dicho que durará 100 años, porque es imposible para las mujeres correr a esa velocidad. Y de momento se cumple la profecía. Desde 2011 el récord de Kratochvílová es el más antiguo de la historia del atletismo.
En los 400 metros también su marca fue récord mundial durante un tiempo. El 10 de agosto de 1983 consumió la vuelta completa, los 400 metros, en 47,99 segundos. Poco más de dos años después la alemana Marita Koch venció en Canberra con un tiempo de 47,60 y estableció la mejor marca en la distancia de la historia. Este tiempo sigue siendo hoy el mejor de la historia en la distancia. El récord de Koch es otro de los longevos. Ninguna otra ha bajado de los 48 segundos y la tercera mejor marca de la historia está en 48.25.
Dicho todo esto, no se puede olvidar que hay ciertas dudas sobre las marcas de entonces, por la precariedad de los controles de doping. Esto incluye la marca de Kratochvílová. Tanto es así que hasta se ha propuesto anular todos los récords anteriores a 2005, fecha en la que los controles de dopaje comenzaron a ser comparables con los actuales. Hay muchas marcas afectadas, entre ellas, las impresionantes marcas de Florence Griffith, que siguen siendo extraordinarias.
Kratochvílová, entre otros, afirma que si no se puede demostrar si el dopaje estuvo tras las marcas anteriores a 2005, como la suya, ni que no esté tras las marcas posteriores, no tiene sentido hacer cambios.
Imagen: The New York Times
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