En el siglo XVII en Madrid, comenzaba a haber un tránsito de viajeros considerable, y en cambio el número de posadas no era tanto. Esto, junto con las limitaciones monetarias de dichos viajeros causó que fuera común oír la expresión “Media con limpio” en las posadas.
Con esta expresión el visitante o viajero demandaba un servicio habitual, compartir habitación y cama para dormir. Es decir, pedía «media» cama. Pero a este servicio básico se añadía el deseo de “limpio”, es decir, que el compañero fuera alguien limpio. En tiempo de sarna, piojos y pulgas, había que mirar bien con quién se metía uno en la cama y si el hecho de pedir con la famosa fórmula un aseado compañero no aseguraba nada, siempre es mejor pedirlo, por si acaso.
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