En el capítulo 15 de la quinta temporada de Los Simpson, Homer va al espacio. Una vez en órbita, abre una bolsa de patatas fritas y, por la ausencia de gravedad, las patatas se esparcen flotando por la nave. Homer comienza a comerlas aprovechando la ingravidez, hasta que choca con un terrario y las hormigas salen volando. Se cuelan entonces en los sistemas y provocan problemas. Algo parecido pudo pasar con el astronauta que llevó un sandwich escondido al espacio, y casi la lía.
El 23 de marzo de 1965, John Young despegó camino del espacio. Poco antes de que alcanzaran las dos horas de vuelo, sacó un sándwich que llevaba oculto en su traje y le ofreció un mordisco a su compañero Virgil “Gus” Grimson. Era de carne y, por lo visto, no estaba muy bueno. Ambos componían la tripulación de la misión Gemini 3.
Tan pronto como se dio cuenta de que podía causar problemas, Young guardó de nuevo el sándwich en su bolsillo. ¿Por qué? Si el problema de Homer Simpson fueron las hormigas, aquí el riesgo eran las migas, claro. Porque las minúsculas partes de pan que quedan sueltas al morder, cuando no hay gravedad, no caen, sino que flotan y pueden ir a parar a cualquier sitio. En una nave espacial, pueden colarse en un panel eléctrico, en un botón o incluso meterse en el ojo de un astronauta. Este fue el primer sándwich, o bocadillo, que fue al espacio. También el último, como es lógico.
El incidente llegó al más alto nivel y la NASA se vio en problemas por haber tenido aquel fallo de seguridad o como queramos llamarle. Supongo que en cierta medida el riesgo fue considerable, por lo que fue más bien una broma absurda por parte de Young. El Congreso de Estados Unidos investigó el asunto y la agencia espacial prohibió el pan en las misiones desde entonces. En su lugar se usan otro tipo de tortas, que no se desmigan.
Young recibió un tirón de orejas por aquella ocurrencia. No sólo había puesto en riesgo la expedición, sino que como parte de la misión se iban a realizar algunos experimentos en torno a la alimentación y este sándwich no estaba en los planes. En cualquier caso, su carrera en la NASA no acabó ahí.
Caminó sobre la luna y condujo por ella, en abril de 1972. Fue el único astronauta que participó en el programa Gemini y en el programa Apolo. También participó en el Columbia. Fue jefe de la Oficina de Astronautas en la NASA durante trece años. A pesar de esta historia del sándwich, se le consideraba un ingeniero capaz, versátil, meticuloso y un gran solucionador de problemas. Características que nunca sobran en este tipo de misiones espaciales. Dejamos para otro día su problema con las flatulencias en una de las misiones y como compartió ese problema con todo el mundo desde el espacio.
Afortunadamente todo esto del sándwich no pasó de la categoría de anécdota. Por eso, en el Grissom Memorial Museum, en Indiana, dedicado a su compañero Gus Grissom, se puede ver una réplica del sándwich dentro de un bloque de resina, en recuerdo de todo esto.
Por otra parte, considerando que los teclados de ordenador que usamos siguen funcionando con migas y más migas de pan entre sus teclas, quizás aquellos miedos eran algo exagerados.
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Gracioso y peligroso!! Artículo para compartir en Eureka :-D
Gracias, Borja :)