Es muy conocida la historia del saqueo de Roma por parte de los galos, en la que unos gansos jugaron un papel fundamental. Pero la historia va un poco más allá y son esos mismos los gansos romanos que dieron origen a la palabra moneda, y a su equivalente en otros idiomas.
En el siglo IV a.C., los galos, al mando del rey Breno, pusieron camino a Roma para conquistarla como parte del enfrentamiento entre ambos pueblos. Los romanos intentaron detenerlos antes de llegar a la ciudad pero no fueron capaces, y los galos se encontraron con el camino expedito. Una vez sobre sus calles, asesinaron a algunos hombres importantes y saquearon a placer.
Escapando del enemigo, algunos de los senadores romanos, y otros ciudadanos, se refugiaron en la colina del Capitolio, ya que esa elevación y sus construcciones les daban cierta ventaja en la defensa. En esa misma colina se levantaba el templo de Juno, y dentro de él había unos cuantos gansos. Estos pobres animales estaban destinados a los sacrificios a la diosa, pero a la postre hicieron un servicio todavía más valioso.
Según la leyenda, una noche de aquellas del saqueo, cuando los romanos refugiados en el Capitolio estaban descansando, los galos se acercaron a ellos con sigilo, dispuestos a hacer un ataque por sorpresa y dominar completamente Roma. Pero no debieron ser lo suficientemente sigilosos a los oídos de un ganso, porque los animales del templo los sintieron y se alborotaron. Los romanos, avisados por los graznidos, se pusieron en guardia y detuvieron el ataque. Al final el saqueo de Roma se resolvió con un acuerdo que conllevaba el pago de un rescate por la ciudad, podríamos decir.
Debido a esta historia de los gansos, el templo de Juno en el Capitolio comenzó a llamarse Juno Moneta, que vendría a ser Juno avisadora. Esa palabra, moneta, proviene del verbo latino moneo, que quiere decir avisar, entre otras cosas.
Con el tiempo se construyó una ceca junto al templo. Como saben, una ceca es el lugar donde se acuñan o fabrican las monedas, aunque entonces no se llamaban así, como veremos ahora. Recuerden el dicho de la ceca a la meca. Bien, pues precisamente en esa ceca situada junto al templo de Juno está el origen de la palabra moneda, que no es más que una derivación de la palabra moneta que se asociaba con el templo cercano a la ceca del Capitolio. Es decir, el sobrenombre del templo de Juno, Moneta, se trasladó a la ceca y de ella a su producción, las monedas.
Todo esto, no lo olvidemos, porque unos gansos se pusieron a graznar en mitad de la noche. Y no sólo en nuestro idioma, el money inglés también proviene de aquellos animales de sacrifico a Juno, al igual que el monnaie francés.
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Increíble que por unos gansos bastante atentos hace 2400 años se originó la palabra que usamos para ese pequeño círculo metálico. Gracias por compartirlo.
Gracias por tu palabras, Matías.