Vavílov, el creador del mayor banco de semillas, condenado por Stalin

Vavílov, el creador del mayor banco de semillas, condenado por Stalin

Nikolái Vavílov fue un genetista ruso nacido en 1887 y que fue perseguido por el estalinismo, porque este consideraba que su visión de la genética era una ciencia burguesa. Eso hizo que este científico fuera condenado a muerte, si bien se le conmutó la pena por 20 años en un campo de trabajo. Al final eso también fue una condena a muerte, porque falleció por malnutrición en 1943, mientras estaba preso. Vavílov, el creador del mayor banco de semillas de su tiempo, vio cómo su trabajo era casi único que los rusos no se comieron durante el asedio de Leningrado. Es más, lo protegieron.

Por supuesto, antes de ser condenado pasó por un calvario de interrogatorios y torturas. Una vez muerto, él y su trabajo quedaron olvidados forzosamente, como era habitual. Pero quedémonos con la parte más luminosa de su vida.

Vavílov, el creador del mayor banco de semillas de su tiempo, creía que la variedad de semillas era clave para optimizar la producción y evitar problemas

Vavílov quedó impresionado en su juventud con el hambre que vio a su alrededor y centró más tarde parte de su trabajo en cómo evitarla. Su objetivo principal era acumular una colección enorme de semillas, la máxima variedad posible. Esto permitiría conocerlas lo suficiente como para seleccionar las adecuadas para cada parte del mundo y así tener siempre producción de alimentos. También pensaba que esa enorme colección era la única forma de poder recuperar determinadas plantas que, por una causa u otra, se podían dañar o perder en el futuro. Incluso recuperar otras que se hubieran ya perdido, partiendo de sus semillas originales.

Con ese afán Vavílov viajó por muchos lugares recolectando semillas. Cuando no podía viajar él, se las apañaba para que alguien hiciera el trabajo de recoger y traerle las semillas que buscaba. Irán, España, Argentina, Bolivia, Brasil, México, Taiwán… estos sitios, entre otros, fueron origen de su proyecto, que tuvo miles de colaboradores.

Con esa visión construyó el banco de semillas más grande su tiempo. Todo le fue bien hasta que Stalin llegó al poder, entonces todo le fue mal. Las ideas dañinas del régimen comunista de entonces hacían que la arquitectura pudiera ir contra el pueblo. Que la música pudiera ir contra el pueblo, y que incluso los científicos que trabajaban con semillas pudieran ir contra el pueblo. E ir contra el pueblo significaba, la mayoría de las veces, la muerte.

Durante el asedio de Leningrado se protegió el banco de semillas para que no fuera asaltado, a pesar de la durísima situación

Stalin tenía más fe en Trofim Lysenko, un colega, en cierta medida, de Vavílov, pero con una visión científica diferente. Vavílov confiaba en la genética según Mendel, ya saben, lo de los guisantes, pero Lysenko pensaba que las plantas podrían cambiar tan sólo por las características externas. Esto era un error y hoy no se considera ni ciencia, pero Stalin lo apoyó y Rusia lo pagó caro. Como aquella hambruna china de los gorriones, una idea mala que pagó mucha gente.

Al final ya saben quién ganó la partida, Lysenko, y quién fue condenado, Vavílov. Además los rusos pagaron con hambre y con muerte que triunfaran las ideas del primero.

Pero Vavílov tenía sus partidarios. Durante el asedio de Leningrado, que duró desde septiembre de 1941 hasta enero de 1944, los rusos allí encerrados comieron casi de todo. Es más, se comieron unos a otros en muchos casos. Pero lo que no se comieron fueron las casi 400.000 semillas y plantas que componían la colección de Vavílov y que sus colaboradores se encargaron de proteger.

El paso del los tiempos restauró el nombre de nuestro protagonista. En la actualidad, el Instituto Vavílov de San Petersburgo conserva una colección de material genético de origen vegetal. El germen, nunca mejor dicho, de esta institución, fue presidido por Vavílov entre 1921 y 1940.

1 comentario en “Vavílov, el creador del mayor banco de semillas, condenado por Stalin”

  1. José Gregorio Piña T.

    Sin negar la dañina y extrema ideologización de las tesis de Lysenko; sin él mismo saberlo, tenían una base cierta, que hoy en día la Epigenética reivindica, tanto para él como para Lamarck, quien, a su vez, fue relegado a favor de Darwin. Dicho en breve, la epigenética ha venido demostrando que el ambiente sí influye en la expresión o no de los caracteres genéticos heredados, y que según la condiciones ambientales, tanto el genotipo como el fenotipo varían en el curso de la vida de cualquier individuo biológico. Como dijo Ortega y Gasset: «Yo soy yo y mis circunstancias».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.