En los últimos días ha habido dos entradas de Curistoria que han multiplicado por 12 su tráfico habitual. Una es de hace 11 años y trata sobre cuántas guerras mundiales ha habido. La otra es de hace 4 años sobre la diferencia entre la Unión Soviética y Rusia. Lógicamente esto se debe a lo que ha ocurrido esta semana en Ucrania, al arranque de la guerra. Habitualmente las cosas son así, ocurren por algo. Hay una secuencia de causa efecto. Y esto me lleva a un libro del que quiero hablarles hoy, entre otras cosas, que es La vida secreta de las palabras.
No es raro que a la hora de explicar la historia se pierda esa secuencia de causa y efecto, porque se evita la visión horizontal y holística, y se va a una más peculiar y temática. Así, por ejemplo, se explica la historia económica y se obvian temas políticos y sociales que también configuraron ese devenir económico. Casi es inevitable hacerlo, por lo amplio y complejo del sistema de la realidad.
Pero gracias a Dios el mundo de las palabras es a menudo más sencillo y divertido. Y de esto trata el libro La vida secreta de las palabras, de @EtimosDirectos y publicado por Esfera de los libros. En este blog hay unas cuantas entradas sobre etimologías de palabras, porque siempre son interesantes e ilustrativas. Del lenguaje, de la historia y de la forma de pensar humana. Con tono cercano, distendido y casi humorístico, los tres autores de este texto nos dejan la historia de más de 2.000 términos y palabras.
Como decía, un disfrute y una sorpresa constante. Y las etimologías no son sólo por definición una búsqueda de esa cadena que explica el porqué, la causa y el efecto de los que hablaba anteriormente. Son también moverse por la anchura horizontal del mundo y de la historia. Porque hay palabras que se han creado por pura evolución del lenguaje, pero otras lo han hecho por temas históricos, otras por temas sociales y hasta por naturales.
Los autores nos dicen que demagogia proviene de las palabras griegas pueblo y llevar, lo que supone una perfecta metáfora en estos tiempos de política tristona. Hay veces que uno se topa con gente que conoce estas etimologías y las comparte, y uno se asombra de la lógica interna del lenguaje, de todo lo que dice con una sola palabra. Porque las palabras, al fin y al cabo, tienen su vida e historia.
Hasta las etimologías falsas son geniales. Por ejemplo, esa que dice que la palabra cadáver proviene de la expresión latina caro data vermibus. Esto es, algo así como carne entregada a los gusanos. En el libro avisan de su falsedad y rastrean el origen verdadero, pero a pesar de ello se non è vero, è ben trovato.
Escribo esto desde Villanueva del Pardillo, un pueblo madrileño. Y pardillo es, según la RAE, un adjetivo despectivo que indica que alguien es rústico e ignorante, o un incauto que se deja engañar fácilmente. Pero, además, los pardillanos, que ese es el gentilicio de aquí, también sabemos que esto se debe a un pájaro que se llama así, pardillo. Que es dócil por naturaleza y que se deja domesticar con facilidad. De ese pajarito inocente y confiado proviene la palabra. Esto también lo cuenta el libro.
Por cierto, dos cosas. Uno, el libro tiene un índice para que uno vaya a buscar la palabra exacta que quiere conocer, cosa muy de agradecer. Dos, los nombres reales tras @EtimosDirectos son Shayma Filali, Israel Villalba y Peru Amorrortu.
Como es habitual en estas entradas de los sábados, les dejo también alguna otra cosilla que creo que interesará a los seguidores de blog. Esta infografía sobre las muertes causadas por desastres naturales durante el siglo XX y lo que llevamos de XI bien merece un vistazo. Vamos a mejor, como se puede ver. Lo que supongo tiene que ver con la calidad de las infraestructuras, la capacidad para prevenir los resultados las catástrofes e incluso para preverlas. En definitiva, con el avance humano.
Por último, un tema de estos últimos días que es asombroso y que a mí, personalmente, me abre más preguntas que respuestas. Un paciente murió de un paro cardíaco justo cuando se estaba monitorizando su cerebro. Y parece que en el último minuto tenemos una explosión de recuerdos en nuestro cerebro. Medio minuto antes de que el corazón parara y medio minuto después. Parece el origen de la frase que asegura que al morir ves tu vida pasar ante tus ojos. ¿Por qué ocurre eso? ¿Cómo ha evolucionado el cerebro para llegar a esa respuesta? ¿Por qué sabe el cerebro que estamos muriendo y no tenemos esa misma reacción en otros casos? Más preguntas, como decía y aquí un artículo de la BBC sobre ello.
La foto que acompaña la entrada la hice ya algún tiempo y se titula Nunca sabes cuánto tiempo te queda. Y con esto casi repito el cierre de LHDS-1, aunque entonces lo hacía a colación de un dibujo de Neal Agarwal. Pero el mensaje permanece: disfruten lo que puedan, que nunca se sabe lo que viene.
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