En la última entrada les hablaba sobre el proyecto más caro de la Segunda Guerra Mundial, y ya le recomendaba el libro de Malcolm Gladwell titulado El clan de los bombarderos. Y hoy vuelvo sobre él para abundar en la recomendación y además aprovecho que es sábado para hablarles de alguna cosa adicional.
Me gusta mucho la forma de escribir de Gladwell, entre otras cosas, porque es capaz de plantear buenas ideas y encontrar unas historias sorprendentes que hacen al lector navegar maravillado por esas ideas e irse adentrando en ellas. Desde aquel lejano ya Tipping point (El punto clave, en español) o Outliers (Fuera de serie), que son ya clásicos, Gladwell sigue ese patrón con un nivel altísimo en los resultados. En este caso, habla de historia, de la Segunda Guerra Mundial. Miel sobre hojuelas.
La idea general del libro es la lucha entre dos formas de ver la guerra desde el aire por parte de algunas personas de la fuerza aérea de Estados Unidos. Hay una parte de ellos que están convencidos de que la guerra aérea puede ahorrar vidas y acortar las guerras. Lo puede conseguir volando a gran altura y haciendo bombardeos quirúrgicos contra objetivos muy concretos y determinantes.
La otra parte tiene el mismo objetivo y convencimiento, ahorrar vidas y acortar las guerras. Pero el camino es el contrario, hacer daño sin medida al enemigo y sin reparos. Ya sabemos cuál acabó triunfando en aquel momento en el Pacífico: bombas incendiarias que arrasaron las ciudades y bombas atómicas. Pero la lucha entre esas dos visiones es apasionante.
A partir de ahí Gladwell nos habla de las personas que estuvieron involucradas, de los proyectos que hicieron avanzar las armas, de ciencia, de decisiones, política… Y lo hace siempre llevando al lector envuelto en historias fascinantes, en detalles sobre el carácter de unos y otros y en testimonios ilustrativos.
El libro, por cierto, nace de un podcast que se titula Revisionist History, también del autor, y se ha publicado hace unas semanas en España en la editorial Taurus con la traducción de Juan Luis Trejo Álvarez.
Dejando de lado el libro sobre los bombarderos, y como siempre en este tipo de entradas de los sábados, aprovecho para compartir con ustedes algunas otras cosas. La primera es esta web en la que se recrea en 3D la ciudad de Persépolis. Un proyecto espectacular, nacido para una exposición, y que hace algo que siempre me ha parecido una forma muy adecuada de transmitir cómo eran las cosas hace siglos, usando con inteligencia y buen gusto la capacidad de los ordenadores. Ya conocemos cómo interactuar con entornos de este tipo y sabemos cómo usar los juegos 3D. Pues eso puesto al servicio de la divulgación y docencia es un mundo con un enorme potencial.
Siguiendo con las formas más visuales de transmitir la historia, échenle un ojo a este tweet de Olivier Varlan, con un vídeo de poco más de 2 minutos en el que se ilustra la evolución de la batalla de Waterloo. Utilizando la notación habitual en los mapas sobre batallas se muestran los ataques y movimientos, así como el momento del día en que se llevaron a cabo. De nuevo, muy ilustrativo. Ahora que se van a cumplir en unos días los 207 años desde la batalla, es un buen momento.
Por último, comentarles que desde hace un tiempo colaboro con la web Escapada Rural. Ahí pueden leer cosas como por qué los franceses entregan tres vacas a los navarros cada año, cómo llegó Carlos V por error a Tazones, la historia del puente de Hospital de Órbigo y el Passo Honroso de Suero de Quiñones o cómo la proclamación de Carlos III dio lugar a una fiesta sin control en Níjar.
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