Pompeya fue enterrada por el Vesubio en agosto octubre del año 79, y aquella tragedia para los hombres de entonces supone para nosotros una fuente gloriosa de información. De otro modo no tendríamos a nuestro alcance de manera tan clara y completa muchas cuestiones y aspectos de la vida de aquel tiempo y lugar. Allí tenemos desde las grandes construcciones y casas perfectamente conservadas, hasta detalles casi cómicos, como el que nos ocupa. Es la cómica historia sobre el boticario de Pompeya que tenía su negocio junto a un lupanar. Una historia que cuenta Vicente Blasco Ibáñez en su interesante En el país del arte.
El boticario de Pompeya que tenía su negocio junto a un lupanar era un hombre con visión de negocio
Uno de los boticarios de Pompeya, poco antes del desastre, debía ser un hombre sumamente sagaz y dotado para los negocios. Instaló su despacho de medicinas justo al lado de un lupanar, uno de los lugares más famosos y concurridos de Pompeya. Ya saben la zarandaja esa del oficio más antiguo del mundo y demás. Este famoso burdel, que no era el único del lugar, tenía dos pisos y sus paredes estaban decoradas con pinturas eróticas. Aunque también hay que dejar claro que este tipo de dibujos no eran exclusivos de este lugar sino que poblaban la ciudad romana, por dentro y fuera de los edificios.
En cualquier caso, el boticario debió pensar que el lugar era adecuado para el negocio ya que, por una parte, la zona tenía un buen tráfico de gente, a pesar de no ser una calle principal. Además, un prostíbulo siempre es fuente de una serie de males y enfermedades venéreas que a la postre suponen trabajo y beneficio para un boticario. Como decía, no le faltaba astucia para los negocios al hombre
Hasta cuando alguien se equivocaba de puerta, trataba de hacer negocio
Pero toda moneda tiene dos caras y el pobre boticario sufría las equivocaciones de los visitantes del lupanar. De noche, y supongo que a menudo después de haber bebido más de la cuenta, eran muchos los que se equivocaban de puerta. En la pared de la botica había dos serpientes enormes pintadas, emblema ya entonces del gremio de boticarios, pero aún así se equivocaban de puerta y molestaban al boticario en su sueño.
El pobre hombre se levantaba de su catre e iba a atender la puerta, esperando que fuera una urgencia relativa a su negociado. Con más asiduidad de la que deseaba, lo que se encontraba al abrir eran hombres buscando compañía femenina, es decir, buscando el lupanar y no medicinas. Tal fue el hartazgo de aquel hombre que acabó por poner una inscripción clara en su pared:
Gente ociosa y trasnochadora, pasa de largo. Lo que buscas está en la otra puerta. Aquí se viene después a por el remedio.
Como decía, toda moneda tiene dos caras y bien lo sabía aquel boticario romano que se vio obligado a poner el correspondiente aviso. Aun así, no perdió la oportunidad de hacer algo de publicidad en el aviso y recordar que allí estaba él para solucionar los males que acecharan al cuerpo después del paso por el entretenido y concurrido local colindante.
También en Pompeya se encontró, por cierto, el más famoso cuadrado Sator, un cuadrado mágico con 20 siglos de historia.
Agosto, agosto… Ya sabe usted que siempre hay algún lector tiquimiquis al que le gusta fastidiar porque está de vacaciones…
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-45883922
Ah, Pompeya. Llena de vida…y de obreros. Recuerdo cuando la visité, con mis amigos Falco y Helena Justina…
¡Qué grande eres, Lamastelle! Gracias una vez más por estar ahí al quite. Corregido con enlace a ese artículo.
Disfrute de las vacaciones, que seguro que son más que merecidas.
Un saludo.