Madam C.J. Walker sabía bien de lo que hablaba cuando hablaba de los productos que su empresa vendía. Entre los productos de belleza y cuidado que ofrecía, estaba una línea dedicada al cuidado del tipo de cabello de las mujeres de color. Ella misma había sido su primera cliente pero creó una empresa enorme. Y eso que Madam Walker, la primera mujer negra millonaria de Estados Unidos, había nacido en una familia de esclavos.
Madam Walker, la primera mujer negra millonaria de Estados Unidos, había nacido en una familia de esclavos
Nacida en 1867 en Luisiana, su nombre real era Sarah Breedlove. Sus padres y parte de sus hermanos fueron esclavos en una plantación. Ella fue la primera de la familia en nacer libre, pero aún así no tuvo una vida fácil. Se quedó huérfana con 7 años y se casó con 14 y cuando tenía 20 años y una hija, enviudó.
A los 22 se mudó de ciudad, y en San Luis comenzó a trabajar como lavandera y cocinera. Allí también vivían tres de sus hermanos, que eran barberos. Quizás por el oficio de estos, se interesó por el cuidado del cabello. En principio del suyo propio. Lo cierto es que las condiciones de vida y el trabajo hacían complicado para muchas mujeres cuidar su melena, pero Walker experimentó con algunos productos para combatir la caída del pelo y dio con la tecla.
Sus productos y experimentos tuvieron buenos resultados y el boca a boca hizo que se hiciera un pequeño hueco en el negocio. Puerta a puerta, como el mítico Avon que comenzó vendiendo libros, iba ofreciendo sus productos y ayudando a otras mujeres de color a cuidarse el pelo. Cuando ya no tenía tiempo suficiente para atender todas las peticiones que le llegaban, formó a otras mujeres y las contrató para que trabajaran para ella. La bola de nieve comenzó a rodar y el imperio de Walker se hizo enorme.
Hasta 20.000 personas trabajaron para ella en América Central y del Norte
Además de los productos para el pelo, Walker y su gente explicaban técnicas de cepillado y otros trucos. El Wonderful Hair Grower, como se llamaba comercialmente, desbordó su ciudad y su país. Vendía por correo y hasta 20.000 personas trabajaron para ella en América Central y del Norte.
Del dólar y medio que ganaba como lavandera, pasó en unos pocos años a ser millonaria. Se dice que fue la primera mujer millonaria de la historia, aunque no es seguro que fuera la primera. Lo que sí podemos decir es que fue la primera que se hizo millonaria y famosa. A esto segundo contribuyó su filantropía.
En 1913 volvió a cambiar de ciudad, y en Nueva York donó parte de su fortuna para diferentes causas, principalmente en defensa de su raza. Las mujeres que trabajaban para ella, por cierto, recibían un salario mucho más alto de la media que se solía pagar a las mujeres de color. Y se preocupaba por cuidar a sus empleados, en todos los sentidos.
En 1919 falleció. Esta mujer negra, nacida en el sur de Estados Unidos y de familia de esclavos, consiguió sacudirse todo esto y abrirse un camino hacia el éxito empresarial. Más de un siglo después de aquello, Madam Walker sigue siendo recordada, como demuestra que no hace mucho Netflix estrenara una serie sobre su vida. El título de la serie resume bien su vida: Una mujer hecha a sí misma.
Walker fue una pionera, como lo fue Althea Gibson, la pionera mujer de color que ganó Roland-Garros y Wimbledon en su ámbito.