La Segunda Guerra Mundial dejó muchas ciudades dañadas cuando no casi arrasadas, por unos u otros medios. Algunas localidades hasta desaparecieron del mapa, como la famosa Lídice. Dresde es uno de los casos paradigmáticos, pero también podríamos citar a Hiroshima, Londres o el mismo Berlín. París, en cambio, parece que se libró de acabar arruinada gracias a un nazi, gracias a Dietrich von Choltitz. Cuando preguntaron:¿arde París? La respuesta fue la Marsellesa.
El 25 de agosto de 1944 el mando de la ocupación alemana de la capital francesa capituló ante la llegada de los aliados. Por cierto, entre los primeros que alcanzaron París estaba La Nueve, como se conoce popularmente a la 9º compañía de un regimiento de la 2ª División Blindada de la Francia Libre. Esta Nueve tenía muchos republicanos españoles en sus listas, como otras unidades de la división. En aquel momento el gobernador militar alemán de la ciudad era Dietrich von Choltitz. Este teniente general había asumido el cargo a inicios de año y aquel fue su momento decisivo.
¿Arde París? Preguntó por teléfono un asistente de Hitler
Viendo la situación cada vez más complicada, las órdenes que había recibido von Choltitz eran no dejar caer la ciudad, resistir calle a calle, puerta a puerta. Y, en último caso, si se veía obligado a entregarla, tenía que destruirla. Debían volar los puentes sobre el Sena y arrasar la ciudad, bombardearla y prender fuegos hasta que quedara destruida.
Por esto no es de extrañar que cuando el 25 de agosto Hitler se enteró de que París había sido reconquistada por los aliados preguntara:
¿Arde París?
Tratando de responder a esa pregunta, un asistente del Führer intentó hablar con von Choltitz, pero sólo consiguió contactar con un soldado alemán del cuartel general alemán en París. Este informó que de von Choltitz estaba con el general francés Leclerc. Desde la Guarida del Lobo preguntaron: ¿arde París? Y para dejar las cosas claras, el alemán que estaba al otro lado de la línea, en Francia, acercó el auricular del teléfono a la ventana para que se escuchara por él el ruido en las calles de París, las campanas repicando y la Marsellesa sonando.
¿Qué llevó realmente al general alemán a desobedecer a Hitler?
Por supuesto, no hay certeza de que esta anécdota sobre la Marsellesa sea cierta. Pero lo que sí es cierto es que Von Choltitz incumplió las órdenes de Hitler. Los puentes del Sena no fueron demolidos, no se lanzaron bombas ni se usaron explosivos sobre París y, por supuesto, París no ardía en el momento en que los alemanes la entregaron a los aliados. Lo que no se sabe con certeza son los motivos que llevaron realmente al alemán a actuar de este modo.
Según él mismo, que vivió hasta 1966, su decisión fue por el bien de París. Según sus detractores, no cumplió las órdenes por propio interés, ya que consideró que hacerlo lo condenaría definitivamente. La partida estaba perdida y salvar París era para él una baza a su favor.