Mónico Sánchez el inventor de la máquina de rayos X portátil

Hace un par de días publicaba una entrada sobre Marie Curie, la Primera Guerra Mundial y los rayos X. Hablaba de los esfuerzos de la científica por llevar hasta el frente máquinas de rayos X portátiles, en forma de ambulancias, y por lo tanto acercar esa capacidad médica a los heridos. Decía, exactamente, que Curie “creó una ambulancia autónoma” y que fue idea suya “crear un aparato de rayos X móvil”. Gracias, e insisto en lo de gracias, a algunos lectores del blog, he sido dirigido a los trabajos de Mónico Sánchez en este campo, que bien merecen una entrada, y he descubierto que Marie Curie no creó esos aparatos de rayos X, sino que fue un español.

Mónico Sánchez merece una entrada a toda su vida, que es apasionante. Conocía su historia de un episodio antiguo de Documentos RNE, pero lo cierto es que no tenía en la cabeza su relación con los rayos X. Mónico Sánchez nació en un pueblo de Ciudad Real en 1880 y su carrera como inventor dentro del mundo de la electricidad fue impresionante. Mientras estudiaba en Madrid se matriculó en un curso sobre electricidad, una disciplina incipiente. No sería tan destacable esto último, si no fuera porque el curso era a distancia, es decir, vía postal, y en inglés. Un idioma que desconocía en el momento de matricularse. A pesar de ello, completó el curso y el profesor le entregó una carta de recomendación con la que Mónico se fue a Estados Unidos. Poco más que esa carta llevaba.

Por centrarnos en el tema de los rayos X, acortaré la etapa en Estados Unidos, que fue un éxito, siendo pionero en varios campos. Entre ellos, entre los campos en los que aplicó sus conocimientos, estaba la medicina. Más bien, el uso de la electricidad en la medicina. Trabajando para Van Houten and Ten Broeck Company, diseñó y creó un aparato de rayos X portátil. Una máquina mucho más pequeña de las máquinas de rayos que existían hasta entonces, menos pesada y más eficiente energéticamente. Hacía poco más de una década desde que se habían descubierto los rayos X, lo que aporta un mérito extra al invento.

El invento de Marie Curie al que hacía referencia en mi anterior entrada, fue en realidad obra de Mónico Sánchez, unos años antes de la Primera Guerra Mundial. De hecho, el ejército francés compró la máquina de Sánchez, que funcionaba con un generador, y parece probable que fueran esas las máquinas de rayos X que Marie Curie impulsó y usó personalmente durante su colaboración con Francia en la Gran Guerra.

La aventura estadounidense de Sánchez lo convirtió en un hombre rico y volvió a su pueblo, Piedrabuena, para crear allí un laboratorio enorme que sirviera de centro para sus proyectos. Hablamos de un hombre que estuvo en el centro de una revolución en el mundo de la industria y la ciencia, compartiendo pelea con gente como Tesla o Edison, personajes que hoy son conocidos y admirados por todo el mundo. Mónico Sánchez dejó varias patentes a sus espaldas con ideas claves para el desarrollo del campo de la electricidad y bien merecía esta enmienda del fallo mío de la anterior entrada. Disculpen.

Fuente: Tecnología obsoleta, Materia

Curistoria

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