| (Coronación de San Eloy como obispo) |
En estos días de corrupción y trinque por doquier conviene acordarse de San Eloy, patrón de los orfebres, joyeros y plateros, entre otros. ¿Por las joyas que compran los ladrones con lo que roban? No, más bien por lo contrario.
En el siglo VII hubo un rey de los francos llamado Clotario II al que se le antojó tener bajo sus posaderas la silla más lujosa y suntuosa que hubiera existido. Convocó a los mejores ebanistas y orfebres y les pidió consejo e ideas, a lo que todos respondieron con ideas grandiosas, solicitando ya de paso enormes cantidades de oro y plata para llevar el proyecto a cabo. Ninguno acabó por llevarse el gato al agua y el rey, que no veía su idea satisfecha, conoció a Eloy.
Eloy era un carpintero y fue presentado al rey como un prodigio en su artesanía. Clotario II confió en él y le hizo el encargo, dotándole lógicamente de lo que necesitara para su proyecto. Poco tiempo después se presentó en la corte el artesano con un enorme bulto sobre un carro y tapado con un manto.
Cuando el rey descubrió el trabajo, no había una silla sino dos. Ambas hechas con una perfección y un gusto que deleitó al rey. Este, encantado, le preguntó cómo era posible que habiéndole entregado él los metales preciosos para una única silla hubiera sido capaz de hacer dos sin pedir más suministros. Eloy le respondió que no sólo había suficiente para dos sillas sino que había sobrado, y al momento le entregó esos restos a Clotario II.
El rey quedó fascinado por el trabajo hecho y la honradez de Eloy. Tal es así que Clotario II lo nombró su monetario. Más tarde fue tesorero de Dagoberto I, antes de comenzar su vida religiosa y acabar siendo obispo. Y así todos los primeros de diciembre se celebra el día de San Eloy, patrón de plateros, orfebres, joyeros, herreros, metalúrgicos y Numismáticos.
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