Muchos contadores y capitanes de los tercios exageraban el número de efectivos de sus unidades, para así aumentar los ingresos. Era común no dar de baja a soldados muertos o a los desertores y quedarse con las pagas que se entregaban a la unidad para estos soldados «inexistentes».
Evidentemente, esto suponía un grave problema ya que los cálculos de los estrategas y máximos mandatarios a la hora de proponer y planificar una batalla contaban con un número de soldados más alto de los reales.
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Vaya! una estratagema peligrosa. Una vez más se demuestra que la guerra siempre ha sido un negocio para unos pocos
Hola:
me temo que en este caso, más que un negocio para unos pocos, era un negocio para muchos. Esta práctica era bastante común.
Saludos.