El nombre de Edwin H. Land seguro que no les dice mucho, pero en su momento fue toda una celebridad. Es más, su invento fue un hito en el mundo de la fotografía con las cámaras polaroid, y todo porque su hija le hizo una pregunta. Siempre les decimos a los niños que hay que tener paciencia, que todo requiere su tiempo. Ya saben, el mito del cuánto falta, cuando se viaja en coche con niños. Ese espíritu de impaciencia infantil lo tenía la pequeña hija de Land. Y por eso casi podemos decir que las polaroid nacieron por la petición de una niña.
Las polaroid nacieron por la petición de una niña y los conocimientos de su padre, Edwin H. Land, el inventor
Land tenía un talento relevante para inventar cosas relacionadas con sus conocimientos científicos, aunque abandonó la universidad sin graduarse. Ya a finales de los años 20 del siglo pasado inventó un filtro polarizador muy barato, que llamó película Polaroid. La empresa con ese nombre, Polaroid, no fue fundada hasta 1937, aunque la compañía original, Land-Wheelright Laboratories, llevaba 5 años funcionando.
También trabajó durante la Segunda Guerra Mundial desarrollando algunos inventos e ideas para el ejército, como unas gafas para ser usadas en la oscuridad o el vectógrafo, diseñado junto con Joseph Mahler, primo del gran compositor.
Precisamente en esa época de la guerra, Land fue a pasar unos días con su familia a Santa Fe, en Nuevo México. Allí sacó una foto a su hija Jennifer, que tenía 3 años, y esta la pidió verla tan pronto como la había hecho. Lo que comentábamos antes de la urgencia de los deseos infantiles. Me acabas de hacer una foto, ¿por qué no puedo verla?. Las preguntas suelen llevar a sitios interesantes.
Land cayó en ese momento en que ciertamente sería una buena idea tener las fotos disponibles instantáneamente, y no tener que esperar al revelado y todo aquel engorroso proceso que hoy tenemos casi olvidado porque vemos las fotos digitales al momento, tanto en nuestra cámara como en el móvil.
Todas las cámaras puestas a la venta cuando se lanzaron al mercado se vendieron en el primer día
La impaciencia de Jennifer también podríamos decir que alcanzaba al padre, porque menos de una hora después de esa conversación con Jennifer, Land tenía ya una idea inicial sobre cómo hacer una cámara de fotos instantánea. Tan pronto como volvieron de las vacaciones, Land se puso a trabajar. Esta al parecer era una de sus características. Cuando una idea le rondaba la cabeza las horas se le iban haciendo pruebas y buscando soluciones.
De la idea a la realidad pasaron tres años, pero el 21 de febrero de 1947 nuestro protagonista hizo una demostración de su invento en la Sociedad de Óptica de América. Antes de las navidades de 1948 ya estaba lista para venderse. Para ese primer lanzamiento se fabricaron 60 unidades, 57 de las cuales fueron a una tienda de Boston. Todas las unidades se vendieron el primer día. El resto de lo ocurrido, como dice el tópico, es historia.
¿Cuánta gente antes que Jennifer se habría hecho la pregunta de por qué había que esperar para ver las fotos? Supongo que mucha, pero tuvo que llegar esa pregunta a un tipo como Edwin H. Land para obtener una respuesta. Esta historia me ha recordado al origen de La isla del Tesoro, que también mezcla niños y una menta enfocada.