Cuántas veces uno está convencido de haber vivido algo, y no es cierto. O no fueron las cosas como las recuerda. La memoria es una mentirosa y por eso hay siempre que tener un punto de desconfianza incluso ante uno mismo. También es cierto que otras veces a la gente no les juega una mala pasada su memoria, sino sus ganas de destacar. Ya saben, como aquellos que vieron las imágenes de la conocida leyenda urbana de Ricky Martin, el perro y la mermelada. Entre esos dos mundos está la historia de Torres Campalans, el pintor que nunca existió.
Jusep Torres Campalans, el pintor que nunca existió, es un juego literario, pero acabó siendo casi realidad
Recuerdo (¿me engañará la memoria?) haber leído o escuchado que un historiador estaba convencido de que durante la Segunda Guerra Mundial había sido enviado al campo, como otros muchos niños, para salvarlo de los bombardeos sobre las ciudades. Era un recuerdo de niñez, pero totalmente presente en su cabeza, y así lo contaba. Estaba convencido, hasta que su hermano le contó y le demostró que nunca fue enviado al campo, que aquello no era más que un producto de su mente.
La vida de Torres Campalans fue producto de la mente de Max Aub. Este escritor, nacido en París en 1903, tuvo la española y la mexicana entre sus nacionalidades. Aub publicó la biografía de un pintor cuyo nombre era Jusep Torres Campalans, dándole una profundidad total a la misma, plagándola de detalles mucho más allá del propio libro. Amigo de Picasso y conocido de Modigliani o Modrian, decía la biografía, huyó de París para ocultarse en México. Por eso estaba fuera del circuito artístico y era desconocido. Pero Aub cuenta cómo lo rescata y documenta su vida y obra.
Le pone voz e incluye, todo inventado, comentarios de críticos literarios sobre la obra. El jefe del Museo de Arte Moderno de París escribe un texto, tras sumarse al juego entre la ficción y la realidad de Max Aub. El subdirector del Museo del Prado, de acuerdo con el autor, habla de incorporar alguna obra de Torres Campalans al Prado. En aquel tiempo, años 50 y 60 del siglo pasado, todavía había en el Prado obras contemporáneas de manera significativa. Esto ha cambiado, aunque esta misma mañana he estado viendo el Picasso que hay en una de las salas entre las obras de El Greco, al que tanto admiraba el cubista.
Aub generó también una obra pictórica, atribuyéndosela al pintor, para dar realidad a su mundo
Camilo José Cela incluyó mensajes para Torres Campalans en su correspondencia con Aub, también sabiendo que todo era ficción. Pero siendo Torres Campalans un pintor, no podía ser tal cosa sin obra pictórica. Por ello Max Aub también se preocupó de hacer unas cuantas decenas de dibujos y obras artísticas de tipo cubista. Incluso había una foto junto a Picasso.
El juego avanzó tanto y cobró tal nivel que se hicieron exposiciones de Torres Campalans en la galería Excelsior de México y en la Bodley Gallery de Nueva York. Hubo, entonces sí, opiniones sobre su obra y su vida de personas que estaban convencidas de su existencia. Y a buen seguro hubo algunos que afirmaron conocerlo ya antes de todo esto y haber visto sus obras en otras ocasiones. Ya saben, los mismos que vieron a Ricky Martin.
Algunas personas compraron los cuadros, convencidas de que Torres Campalans eran un artista notable. Cuando se descubrió que todo era ficción, hubo un poco de revuelo, pero el propio hecho y el juego lanzado por Aub hicieron que esas obras pintadas en realidad por el escritor tuvieran su valor. Sin ir más lejos el Museo Reina Sofía hizo en 2003 una exposición sobre Torres Campalans y estas pinturas.
Recuerden esta y la curistoria que escribió una inteligencia artificial y que parece cierta pero es falsa, para dudar de todo, siempre. Hasta de ustedes mismos y de su memoria. Es más, ¿es cierto todo esto sobre Jusep Torres Campalans y Max Aub, o me lo acabo de imaginar?
Foto: El País/Fundación Renau