Livermore, el hombre que se hizo rico con el Crack del 29

Livermore, el hombre que se hizo rico con el Crack del 29

A veces se cometen errores en la vida que empañan el pasado y los triunfos. Este puede ser el caso de Jesse Livermore, el hombre que se hizo rico en el Crack del 29 pero acabó arruinado. Ese nombre aparece en muchos libros de inversión y sobre la historia de los inversores, junto a Benjamin Graham, John Templeton, Warren Buffet, John Bogle o Joel Greenblatt. Citado como un inversor de éxito. Pero aún así, acabó mal. Muy mal.

Livermore, el hombre que se hizo rico con el Crack del 29, estaba arruinado 5 años más tarde

Jesse Livermore nació en 1877 en Estados Unidos, dentro de una familia sin demasiado dinero. Tanto es así que cuando tenía 14 años su padre lo sacó de la escuela para que le ayudara en la granja familiar. Poco después Livermore se escapó del lugar y se fue labrando una vida, primero como comercial y luego como inversor. A primeros del siglo XX sus inversiones eran ya un éxito. Incluso pensaban en que jugaba sucio de lo bien que le iban las cosas. Algo como cuando Reuters conocía las noticias de América antes de que los barcos llegaran a Europa. O como las lecciones sobre cómo ganar dinero en bolsa, por el marqués de Salamanca.

Algunos de sus movimientos más exitosos habían sido movimientos en corto, es decir, apostando a que los valores iban a caer. Ya había hecho esto en 1906 y en 1907 con mucho éxito. No sin suerte, todo hay que decirlo. En uno de sus movimientos más famosos, apostó a que la empresa de trenes Union Pacific caería, y poco después un terremoto en San Francisco causó esa caída en el valor. El resultado de aquel terremoto fueron 250.000 dólares de beneficio para Livermore. También es verdad que es posible que Union Pacific podría haber ido mal en cualquier caso, pero desde luego la madre naturaleza se movió, nunca mejor dicho, a favor de Livermore.

Cuando llegó 1929, de nuevo volvió a pensar que el mercado caería con fuerza e invirtió en corto. Lógicamente, hizo esto antes del fatídico Jueves Negro, el 24 de octubre, con el que comenzó el Crack del 29. Mucho antes. Aquel día su mujer, tras oír las noticias del desastre en la bolsa, se puso a llorar pensando que estaban arruinados. Pero Livermore llegó a casa y le dijo que la situación era la contraria, que habían ganado millones gracias a sus posiciones en corto.

Para ocultar su toma de posiciones en corto había usado diferentes corredores. Parecía una locura cuando comenzó a apostar que la bolsa caería, porque esta se movía en sentido contrario a su apuesta. Pero finalmente llegó el desplome y Livermore ganó unos 100 millones de dólares. Se hizo más rico cuando los demás se estaban arruinando. Se hizo también famoso e incluso tuvo que protegerse con guardaespaldas porque algunos le acusaban de los problemas de la bolsa.

Livermore es conocido como El oso de Wall Street, precisamente por su éxito en el mercado bajista

Se ganó entonces el sobrenombre de El oso de Wall Street. En este mundo del dinero, el toro se asocia con las alzas y con los inversores optimistas que creen en la subida de los valores. Por el contrario, el oso es el animal con el que se representan los inversores que apuestan por un mercado bajista. De ahí el sobrenombre de Livermore.

Pero no todo fueron luces y suerte en la vida de este inversor. Tuvo varios matrimonios, era un poco derrochador y tenía algunos problemas de ánimo. Tanto es así que el 28 de noviembre de 1940, a media tarde, se suicidó en el guardarropa de un hotel en Manhattan. Dejó una nota de suicidio donde decía que estaba cansado de pelear y que su vida era un fracaso. Llevaba un tiempo arruinado.

Se había hecho inmensamente rico en 1929 cuando todos se había arruinado y en unos pocos años era él el arruinado. No era la primera vez que lo perdía todo, pero aquella vez fue demasiado y la desesperación lo llevo a quitarse la vida. Pero que todo esto no les haga perder de vista que fue un hombre que tuvo éxito en el mundo de la inversión y venía de una granja familiar.

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