Keynes compró arte francés a precio de saldo para los británicos durante la guerra

Keynes compró arte francés a precio de saldo para los británicos durante la guerra

John Maynard Keynes es probablemente de los pocos economistas que son conocidos fuera de su ámbito. Sus teorías sobre política económica han sido y son muy influyentes y es un personaje clave en la historia del siglo XX. Este británico, nacido en 1883, aportó muchas cosas a su país y en general al mundo, pero en 1918 le hizo un favor especialmente curioso a su tierra. Keynes compró arte francés a precio de saldo para los británicos durante la guerra.

Su padre era profesor de economía y filosofía y la familia tenía suficientes recursos como para que Keynes desarrollara cierta cultura y otro tipo de intereses más allá de sus estudios. Fue miembro del Círculo de Bloomsbury y un gran aficionado al arte. Cuando acabó su formación entró a formar parte del funcionariado británico, además de dar clases en Cambridge, donde había nacido.

Keynes compró arte francés a precio de saldo para los británicos durante la Primera Guerra Mundial, aprovechando el momento

En 1916 le nombraron consejero del Ministerio de Hacienda, trabajando para el Tesoro, y desde esa posición tuvo relevancia en las relaciones económicas británicas con otros países durante la Primera Guerra Mundial. Estuvo también en el comienzo de la Conferencia de Paz de París, tras la guerra, en 1919, del que saldría el Tratado de Versalles, lo que denota su peso en el Estado británico.

Pero aún en plena guerra, en 1918, Keynes, como decía, hizo un favor inesperado a su gobierno. Con los alemanes no muy lejos de París y con capacidad para bombardear la ciudad, Keynes se enteró de que se iba a subastar la colección de arte del pintor francés Edgard Degas. Este había muerto un año antes y su colección era importante, aunque entonces algunos de los artistas de la misma aún no eran suficientemente valorados. En ella había obras de Manet, de Ingres, de Delacroix, de Gauguin o de Cezanne.

Keynes era de los que opinaba que aquellas obras serían valiosas en el futuro y que merecían mucho más reconocimiento del que estaban recibiendo. Así, convenció a sus jefes de que le dejaran acudir a la subasta en París y comprar, con dinero del Tesoro británico, parte de la colección. Era una peligrosa aventura debido a la guerra, pero pensaba que valía la pena. Los precios serían buenos.

Keynes se compró un Cezanne a título personal y para no cargar con él al llegar a casa, lo escondió tras un arbusto

Keynes, acompañado del director de la National Gallery, que por cierto se afeitó el bigote para que no lo reconocieran en la subasta, fue a París con 20.000 libras para comprar arte. Ese dinero sería en la actualidad algo así como 1,1 millones de libras. En plena guerra en Francia, con Alemania azuzando y con el propio gobierno británico sumido en una economía de guerra, conseguir despistar aquel pellizco fue un logro.

Según parece, los cercanos cañonazos alemanes hicieron que la subasta no estuviera todo lo concurrida que debiera por la calidad de lo que se ofertaba. Esto hizo que los precios fueran todavía mejores de lo esperado y que los británicos se llevaran a su isla un botín realmente jugoso. Y aún así no se gastaron 5.000 de las 20.000 libras que llevaban. Las 13 obras que compraron hoy valen millones, pero podrían incluso haber hecho un mejor negocio.

Tanto fue así, que cuando el Tesoro británico dejó pasar un Cezanne, titulado Les Pommes, fue el propio Keynes el que lo pagó de su bolsillo y se quedó con él. Con esta obra tenemos otra anécdota que ahora les contaré. Por cierto, además de este, Keynes compró a titulo personal varios cuadros más de Delacroix e Ingres.

Nada más llegar a Inglaterra, Keynes acudió a una reunión del Círculo de Bloomsbury. Y como el camino hasta la casa estaba embarrado y el coche no podía transitar, tuvo que hacer el último kilómetro a pie. No podía cargar con todo su equipaje y dejó el Cezanne escondido bajo un arbusto. Al llegar a la reunión lo comentó. Dijo que camino abajo había dejado un Cezanne en el suelo, supongo que para que alguien fuera a por él. Ese mismo Cezanne estuvo en la cabecera de su cama mucho tiempo y hoy está en un museo en Cambridge.

El Cezanne de Keynes muestra unas manzanas y es parecido a otro, también un bodegón de manzanas del mismo autor, que se subastó en 2013 por más de 4q millones de dólares.

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