La muerte de Joe Kennedy en la mayor explosión de una bomba hasta entonces

La muerte de Joe Kennedy en la mayor explosión de una bomba hasta entonces

Joseph Joe Kennedy Jr. era hijo, como se puede sospechar por el nombre, de Joseph Kennedy, diplomático y empresario estadounidense. Joseph Kennedy padre, cuenta entre sus vástagos con el presidente John F. Kennedy, el más famoso de la saga, y durante los últimos años 30 fue embajador de su país en Reino Unido. Precisamente en este lado del Atlántico, tuvo lugar la muerte de Joe Kennedy en la mayor explosión de una bomba hasta entonces.

Lo cierto es que Kennedy padre tuvo poca suerte con su descendencia, que fue tan larga como 9 hijos. Él murió en 1969 y por lo tanto antes que él se fueron varios de ellos. John, el presidente, que fue asesinado en 1963. Su hija Kathleen, que falleció en 1948. El senador Robert, que fue asesinado en 1968. Recuerden la historia de Juan Romero, el chaval que le daba la mano a RFK cuando le dispararon. Y, nuestro protagonista de hoy, Joseph Jr., conocido como Joe, que murió en un accidente durante la Segunda Guerra Mundial. De la maldición de los Kennedy, por cierto, ya les hablé hace tiempo.

La muerte de Joe Kennedy en la mayor explosión de una bomba hasta entonces y ocurrió en el aire, en un avión bomba

Joe Kennedy había nacido en 1915, por lo que cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial tenía menos de 25 años. Su participación en los combates fue directa pilotando aviones. Precisamente en uno de ellos sufrió el fatal accidente que puso punto y final a su vida. Aquel accidente fue causado, probablemente, por la explosión de la bomba más brutal de la historia, hasta que un año casi exacto después se lanzaran las bombas atómicas.

Al parecer Joe le gustaba a la aventura y competir con su hermano John por los reconocimientos, medallas y por el trabajo en combate. Así, se presentó voluntario para pilotar el Zootsuit Black. Así se llamaba un avión cuyo objetivo eran las plataformas de lanzamiento de las bombas volantes V2 y V3 alemanas, en el norte de Francia. Podríamos decir que pilotaba una versión muy primitiva de un dron, que durante las primeras partes del vuelo era tripulado. Luego, el piloto y el técnico que le acompañaba saltaban en paracaídas y el avión, cargado de explosivos, se controlaba por radio para lanzarlo contra el objetivo.

El avión en cuestión, el Zootsuit Black, era un enorme bombardero, desnudado de todo lo no esencial para dejar más sitio a los explosivos. La labor del piloto y del técnico era despegar del suelo, poner el avión en ruta, preparar todo para la última fase de pilotaje por radio, dejar lista la explosión, y entonces saltar.

El Zootsuit Black, el avión bomba de Kennedy llevaba casi 10.000 kilos de Torpex, algo así como la potencia de 12 bombas volantes V1 alemanas

Aquella locura llevaba a bordo casi 10.000 kilos de explosivo Torpex. Al fin y el cabo el avión debía destruir instalaciones que estaban bajo tierra y protegidas por una superficie de varios metros de profundidad de hormigón. En las pruebas, las interferencias de ondas de radio que nada tenían que ver con el avión no tripulado ni con su nodriza habían causado muchos problemas. La explosión también se controlaba por radio, por lo que aquellas interferencias eran muy peligrosas. A pesar de todo, la misión siguió adelante. De hecho, cuenta Sam Kean en su magnífico libro La brigada de los bastardos, que algunos técnicos trataron de exponer sus reticencias sobre el diseño e implementación del sistema. Como era de esperar, sin éxito.

El 12 de agosto de 1944, minutos antes de las 18:00, despegaron los dos aviones nodriza. Tras ellos, dos aviones de reconocimiento fotográfico, un avión de medición meteorológica, un más para marcar dónde caerían los tripulantes del avión-bomba tras el salto en paracaídas y 5 cazas por si se necesitaba protección. Tras todos ellos, Joe Kennedy Jr. despegó sin problema pilotando el Zootsuit Black. La operación Afrodita, ya que ese era su nombre en clave, se ponía en marcha. Tras un rato de vuelo y antes de que ni Joe si su acompañante, el teniente John Willy Wilford, saltaran, el avión explotó.

Aquella explosión fue, como decía, la explosión más grande de la historia causada por una bomba hasta aquel momento. Un año después llegaría la prueba Trinity y las bombas de Hiroshima y Nagasaki. La explosión, todavía sobre territorio inglés, dejó en el cielo una bola de fuego verde y amarillo y se llevó por delante el tejado de varias casas y muchas ventanas. Algunas incluso a 15 kilómetros del lugar del accidente.

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