Albert Camus, cuyo apellido francés se pronuncia mas bien Camí, nació en Argelia en 1913 y fue uno de los grandes del siglo pasado. Recibió el premio Nobel de Literatura en 1957. Por cierto, como Vargas Llosa, Camus se acordó del profesor de escuela que le había enseñado de niño lo básico. Tres años después de ser reconocido con el Nobel, Albert Camus murió del modo más idiota, según su propio criterio. En un accidente de coche.
Albert Camus murió del modo más idiota, según su propio criterio y tan sólo un día después de haberlo dicho
Camus no sólo destacó como escritor, sino que su pensamiento también fue importante e influyente en esa parte central del siglo XX. Por eso se prestaba atención a todo lo que decía y escribía. Nunca ha dejado de estar de cierta actualidad. Sin ir más lejos, hace unos meses el brote del coronavirus volvió a poner de actualidad una de sus obras: La peste. Y otra de sus novelas, El extranjero, tiene uno de los comienzos más reconocibles de la historia de la literatura:
Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé.
Como digo en el título, Camus murió del modo más idiota, según su propio criterio. Y podemos afirmarlo no porque volviera del otro mundo en modo fantasmagórico y nos lo dijera, sino porque lo dejó dicho antes de morir. En concreto, justo un día antes de morir.
El 3 de enero de 1960 Fausto Coppi, un ciclista italiano dejaba este mundo. Il Campionissimo, como se le conocía, murió a causa de la malaria, con 40 años de edad. Por error, en un primer momento se difundió que había muerto en un accidente de coche. Fue entonces cuando Camus afirmó:
No conozco nada más idiota que morir en un accidente de automóvil.
A Camus no le gustaban los coches y tuvo la mala suerte de morir en uno
Eso fue, como decíamos, el 3 de enero de 1960. Al día siguiente, Camus tenía intención de volver en tren a París desde Lourmarin, pero al final se subía a un coche que conducía su amigo y editor Michael Gallimard. Este le había convencido para ello a pesar de que el automóvil no le gustaba nada al escritor, como había dicho alguna que otra vez. Junto a los dos hombres, en el asiento trasero viajan la mujer y la hija del editor.
Pocos minutos antes de las 14 horas, la mezcla de llovizna y de exceso de velocidad, probablemente, hicieron que Gallimard perdiera el control del coche y se saliera de la carretera, chocando contra un árbol. Camus murió en el acto. Gallimard salió vivo, pero con graves heridas y falleció también unos días después. En cambio, su mujer y su hija salieron ilesas.
En resumen, un ciclista murió de malaria y por error dijeron que había sido en un accidente de coche. Camus dijo entonces que la forma más idiota de morir era en un accidente de coche y un día después, ¡un día después!, él mismo perdió la vida de ese modo. A veces el destino es cruel.