(Patente de Willis Carrier) |
Dentro de las 50 innovaciones que han cambiado el mundo que selecciona Tim Harford en el libro del que les hablaba hace unos días, está el aire acondicionado. Gracias a este invento, el ser humano puede vivir en determinados sitios del planeta que de otra formación serían el infierno, casi literalmente, y además mejora su día a día en grandes ciudades donde se apilan pisos. Pero el aire acondicionado no fue creado para las personas, ni para su salud ni para su disfrute, sino que fue creado para el papel, para las imprentas. Es más, ni siquiera se pensó para enfriar en un primer momento.
Por supuesto, formas de refrescarse han existido desde siempre, pero el aire acondicionado significó un salto cualitativo. Tal y como lo conocemos hoy podemos decir que nació hace algo más de un siglo, en concreto, en el año 1902. Se creó como solución un problema que tenía una imprenta de Nueva York donde los trabajos en cuatro colores, las cuatricomías, no quedaban bien en determinados momentos. La cuatricomía es un sistema de impresión que se basa en la superposición de cuatro colores impresos por separado pero sobre un mismo soporte. Así, imprimiendo la imagen en estos cuatro colores, que son el cian, el magenta, el amarillo y el negro, se acaba componiendo la imagen final a todo color. Para que el resultado sea perfecto, la superposición de estas cuatro impresiones ha de ser totalmente perfecta, y esto justo era lo que no conseguían en ocasiones en la imprenta Sackett & Wilhelms, les ocurría lo que se conoce como fallo de registro.
El problema estaba en la humedad de la sala de impresión. Las pequeñas variaciones de humedad en esa sala en determinado momentos, provocaban que el papel se extendiera o se encogiera un poco y ese pequeñísimo desajuste provocaba que la superposición de las diferentes impresiones no fuera perfecta y por lo tanto que el resultado final pareciera borroso. En definitiva, la impresión se iba al traste.
Sackett & Wilhelms pidió entonces ayuda una empresa de calefactores para ver si podían diseñar algún sistema que les ayudara a controlar la humedad del ambiente, manteniéndola perfectamente estable. Esta empresa era Buffalo Forge y puso a trabajar en el problema a un ingeniero recién licenciado llamado Willis Carrier. El joven, que entonces rondaba los 25 años, diseñó un sistema que hacía circular el aire por unos conductos en forma de espiral que se enfriaban con amoniaco comprimido para mantener la humedad constante.
Como vemos, no sólo el aire acondicionado no fue creado para que las personas lucharan contra el calor, sino que ni siquiera su origen era enfriar el aire, sino tan sólo controlar la humedad. Lógicamente, al poner en marcha sistema en la imprenta de Sackett & Wilhelms, se dieron cuenta del beneficio colateral que suponía para la temperatura de la sala el sistema de control de la humedad, dando lugar así el invento que hoy conocemos como aire acondicionado.
Unos años más tarde vendría la patente, pero ya en 1904 se utilizó para refrescar un edificio en Missouri. Cuando el invento llegó a los cines, se hizo popular y comenzó un ascenso en número de instalaciones que no ha parado desde entonces.