(Peñón de Vélez) |
En estos días que corren, decir que la palabra presidio en realidad en su origen se relaciona con presidir, daría para unos cuantos chistes en torno a los presidentes de gobierno, la política y el sinónimo de presidio como cárcel. Pero no nos vayamos a meter ahí, que no es nuestro objetivo. Hablemos de la etimología de la palabra presidio.
Basta con echar un ojo a la RAE para ver que la palabra presidio, además de ser un establecimiento penitenciario, una cárcel, es también la guarnición de soldados que se ponía en las plazas, castillos y fortalezas para su custodia y defensa. La propia ciudad o fortaleza que daba cobijo a esos soldados lleva de igual modo el nombre de presidio.
Aunque la idea militar de una fortaleza adelantada, casi inmersa en territorio enemigo, no es nueva, parece que la palabra presidio comenzó a usarse en el siglo XVI con este significado. Deriva de presidir, que daba esa connotación de gobernar, de dominar, un territorio. O al menos de tener la intención de hacerlo. Durante el Imperio Español, algunas de las fronteras en el norte de África eran especialmente complicadas, por tener a un lado el mar y al otro el enemigo. Allí se establecieron esas posiciones avanzadas, esos presidios, a los que se enviaba a soldados para sostener esa frontera. Tanto la fortaleza como el grupo de los soldados son presidios.
No es de extrañar que la palabra presidio, entendido como fortaleza militar avanzada, haya dado lugar a un sinónimo de cárcel. Aquellas plazas debían ser para los militares casi lo que hoy entendemos como una prisión, o incluso peor, porque el enemigo estaba fuera esperando. Orán, Vélez de la Gomera (que es la frontera más pequeña del mundo) o La Goleta, en Túnez, fueron presidios españoles importantes durante el siglo XVI.