Desmond T. Doss, el objetor de conciencia que fue condecorado

(Desmond T. Doss siendo condecorado)

Hace unas semanas que se estrenó en Estados Unidos la última película dirigida por Mel Gibson, titulada Hacksaw Ridge. En España tendremos que esperar hasta el mes próximo para verla en el cine, ya que se estrena el día 7 de diciembre, con el título de Hasta el último hombre. La historia está basada en hechos reales y gira en torno a Desmond T. Doss, un estadounidense que nació en 1919 y que falleció hace poco más de diez años.

Doss era miembro de la Iglesia del Advenimiento del Séptimo Día, y la religión fue un elemento esencial en su pensamiento y forma de vida. Los diez mandamientos eran reglas inquebrantables, y por lo tanto el sexto, no matarás, le impedía coger un arma y disparar. Esto no le disuadió de alistarse voluntariamente para participar en la Segunda Guerra Mundial, si bien se negó a ir armado, por lo que después de no pocos problemas, fue declarado objetor de conciencia y le dejaron formar parte del servicio médico.

Sus compañeros se burlaban de él, por su religiosidad, ya que por ejemplo se negaba a trabajar en sábado, algo a lo que obligaba su Iglesia, y por querer ir a una guerra sin armas. Nada de ello lo hizo desistir y acabó en el Pacífico, en una división de infantería, como sanitario. En el verano de 1944, en las Filipinas, consiguió una condecoración por sus servicios.

En la primavera siguiente, en 1945, fue enviado a la batalla de Okinawa. El 5 de mayo, sábado, los japoneses atacaron y los norteamericanos tuvieron que huir, dejando a muchos heridos atrás. Pero estos no se quedaron solos, Doss se mantuvo a su lado y arriesgando su vida, los fue llevando uno a uno, entre el fuego enemigo, cargando con ellos, hasta ponerlos a salvo. Los heridos estaban sobre una elevación y Doss los fue bajando, usando una cuerda con nudos que él mismo hizo, para ayudarse en el duro trabajo. Era sábado, sí, pero aquello no era un trabajo, debió pensar.

Dos semanas después, fue herido por una granada. Durante cinco horas evitó que otros médicos se arriesgaran llegando hasta donde estaba y se cuidó a sí mismo. Cuando finalmente lo transportaban en camilla, vio a un soldado herido y se bajó de la camilla para atenderlo. Tras recuperarse de aquella herida, un disparo japonés le alcanzó en el brazo, fracturándole el hueso, y entonces sí usó un arma. Se entablilló el brazo usando la culata de un rifle y buscó ayuda.

Por los actos en Okinawa, a Doss, objetor de conciencia, los Estados Unidos le concedieron la Medalla de Honor en octubre de 1945, y en la justificación para la condecoración se habla de que salvó a 75 soldados en aquella batalla, a los que bajó uno a uno. Según parece, quizás el número es algo exagerado y fueron más bien medio centenar, lo que si sigue siendo un número realmente apreciable.

Fue el primer objetor de conciencia en recibir la Medalla de Honor, máxima condecoración de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. 

Fuente: The New York Times

Curistoria

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