(José Canalejas) |
Me parece especialmente adecuada a la situación actual esta vieja historia sobre política española. Y es que en nuestros días es bastante sencillo predecir qué va a decir un político, sobre cualquier tema, según el partido que le pague. Y es que bien parece que en el propio sueldo que su partido le entrega, le hace llegar las consignas que han de repetir sin rechistar, por lo general, y que convierte los mensajes políticos en palabras vacías e inútiles, y a menudo, en contradictorias y hasta insultantes para la inteligencia.
La historia que les decía la protagonizó José Canalejas, el político español nacido en 1854 y asesinado en un atentado en 1912. Fue Presidente del Consejo de Ministros y ministro de varias carteras. Según parece, viajaba una vez de Madrid a Santander en tren en plena campaña política cuando le dijeron que tenían que parar en un pueblo por el que iban a pasar y que sus partidarios estaban esperando ansiosos para aclamarle. Era ya tarde y a Canalejas no le apetecía mucho.
Le preguntó a uno de sus colaboradores, que iba en el tren y con el que tenía cierto parecido físico, si se atrevería a hacerse pasar por él. La respuesta fue afirmativa y así, cuando llegaron al pueblo bien entrada ya la noche, Canalejas roncaba dormido y el otro se asomó por una ventana del tren y tras saludar dio un pequeño discurso. El parecido físico y la oscuridad de la noche ayudaron a que nadie se diera cuenta del truco y que el sustituto recibiera los vítores en aquel lugar.