La historia dice que a comienzos del siglo pasado se encargó al escultor Mariano Benlliure y Gil la planificación de una estatua en homenaje a Don Emilio Castelar, fallecido aproximadamente una década antes. El escultor planificó su trabajo y mientras se realizó una suscripción popular para sufragar el proyecto. Sí amigos, en aquellos tiempos la gente se rascaba el bolsillo para homenajear a sus políticos. Hoy esto ni se sueña. ¿Es peor la gente? No lo creo; así que podemos concluir que serán peores los políticos.
Volviendo al ajo, que me despisto. Fue tal el éxito de la colecta popular que el proyecto fue revisado y se creó lo que hoy podemos contemplar en la Glorieta de Emilio Castelar en Madrid. Les explico lo que tenemos junto a la figura del gran orador (precisamente la estatua lo representa en una de sus intervenciones) Castelar: una figura que representa la Verdad, un Demóstenes, un Cicerón y en bronce tenemos un obrero, un estudiante y un soldado. Al otro lado del enorme pedestal hay otras ocho figuras y sobre ellas, un cañón y un soldado. Un enorme pedestal o prisma, sobre el pedestal real de la obra sostiene tres figuras féminas que honran la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
Ciertamente debió ser un éxito la suscripción popular para crear un fondo digno de semejante trabajo. Ahí es nada la cantidad de figuras que acompañan a Castelar en su homenaje.
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