
En febrero de 1942 un grupo de paracaidistas británicos fue lanzado sobre la costa francesa, con el objetivo de robar un objeto. Fue una operación de comando pionera en muchos sentidos, empezando∂ por la propia forma de llegar hasta las líneas enemigas: en avión y paracaídas. El nombre en clave de esta accion era Biting. Y así se titula el libro que le recomiendo hoy: Operación Biting, de Max Hastings (afiliado).
Cerca de Bruneval, en Normandía, los alemanes habían instalado una estación de radar con una tecnología que los aliados querían conocer de primera mano. Esta tecnología era de especial importancia para el éxito de la guerra aérea, que en ese momento era algo fundamental para el desarrollo del conflicto.
Con ese objetivo se diseñó un plan de asalto innovador por varias razones. Por ejemplo, servía de prueba para las operaciones combinadas británicas y para los asaltos en paracaídas.
Operación Biting, de Max Hastings narra el asalto paracaidista británico para robar un radar alemán en Francia en febrero de 1942
En el libro se detalla la preparación del asalto y, por supuesto, su ejecución. Como siempre, ni lo uno ni lo otro fue según lo esperado y sorprende que, al final y perdón por adelantárselo, la operación saliera bien. Se cuentan con cierto detalle las biografías de algunos de los implicados, mientras se va exponiendo su participación. Desde los interesados por el radar, hasta algunos paracaidistas o el mismísimo lord Louis Mountbatten. También de Gilbert Renault, un espía francés en Francia, pero de lado británico.
Los 120 paracaidistas que cayeron sobre Francia esa noche, dirigidos por John Frost, se encontraron con varios problemas. El principal de todos fue que, debido a los problemas de orientación de los pilotos y al propio salto, algunos cayeron muy lejos de donde se había planeado. Por lo tanto, la partida comenzó para ellos en un lugar diferente a la casilla de salida de la que esperaban partir. Esto era un problema no menor.
El plan suponía llegar en paracaídas, desmontar el radar y escapar por una playa a la que se accedía entre unos acantilados. La huida era por mar, obviamente. Todo esto, enfrentándose a los alemanes que defendían el lugar, a los que llegarían desde otros lados tras la alarma y a pesar de las posiciones defensivas que protegían el radar. En conclusión, no era una tarea nada sencilla.
La siguiente imagen muestra una de las fotos que se hicieron desde el aire para preparar el asalto. El objetivo último era ese radar que se puede ver en la zona izquierda de la imagen, de color negro en la foto.

El libro narra los hechos desde las personas que los protagonizaron, y es casi una historia de aventuras
Max Hastings cuenta muchos detalles interesantes. Por ejemplo, que los campos franceses estaban cubiertos de nieve y que los asaltantes se habían dejado en la base las ropas blancas. Que los británicos, después de conocer los asaltos paracaidistas alemanes (fallschirmjäger), copiaron algunas cosas de estos. Entre otras, los abrigos. Antes del salto tomaron mucho té y cuando tuvieron que vaciar sus vejigas, se dieron cuenta de que esos abrigos no eran del todo prácticos y los modificaron posteriormente.
Parece una historia menor dentro de la Segunda Guerra Mundial, y lo es si la comparamos con las grandes acciones, pero personalmente creo que este tipo de acciones son más atractivas. Y la operación Biting fue interesante desde muchos puntos de vista. Aquí Max Hastings la narra con buen pulso, y enfocándola desde sus protagonistas, lo que me parece un acierto.
No es un libro cargado de aspectos bélicos, estrategia y tecnicismos, sino que más bien es casi una historia de aventuras. En sus 250 páginas, más notas, el autor narra la ideación, el porqué y el asalto, sin perder el foco de su objetivo: contar cómo se asaltó Bruneval para robar un radar.
Hastings es uno de los autores clásicos de esta época. Nacido en 1945, este periodista acumula años de publicaciones, tanto en prensa como editoriales, además de cargos de responsabilidad en algunos medios. La editorial de este volumen es Crítica, que ya ha publicado otro buen número de libros suyos, y el traductor es Gonzalo García.
Operación Biting, de Max Hastings (afiliado).
Hombre, pionera… Eben-Emael había sido dos años antes…
Es cierto que los alemanes ya habían hecho la operación de Eben-Emael, y hasta habían tomado Creta usando también a los paracaidistas masivamente. Pero para los comandos británicos aquello de 1942 era un hito. A eso me refería.
Un saludo y gracias, como siempre 🙂