El mensaje cifrado de la Segunda Guerra Mundial que estaba en una paloma muerta

El mensaje cifrado de la Segunda Guerra Mundial que estaba en una paloma muerta

Hemos hablado otras veces de las palomas mensajeras y de su servicio a lo largo de los siglos. Y, por supuesto, hemos hablado muchas veces de criptografía. Hoy se unen ambas cosas para hablarles sobre el mensaje cifrado de la Segunda Guerra Mundial que estaba en una paloma muerta. Se descubrió en 2012 en una chimenea, atado todavía a la pata de la pobre paloma.

En 2012, durante la renovación de una vivienda en la pequeña localidad de Bletchingley, no muy lejos de Londres, se descubrieron los restos de una paloma mensajera en una chimenea. El animalito debía ir camino de su destino cuando se refugió en aquel lugar y allí se quedó para siempre. En su pata estaba todavía el contenedor rojo que llevaba un mensaje cifrado, y eso hizo el caso famoso.

El mensaje cifrado de la Segunda Guerra Mundial que estaba en una paloma muerta sigue sin descifrarse con certeza, aunque hay propuestas plausibles

El código de destinatario era el X02, si bien no se sabe a qué se refería. O al menos eso aseguran desde el GCHQ (Government Communications Headquarters), el servicio británico de inteligencia relacionado con la criptografía. El emisor, Sjt W Stot, tampoco ha sido aclarado. Eso sí, Sjt es una abreviatura del rango de Serjeant, una forma antigua de mencionar a los sargentos. El caso se sitúa en el entorno de la Segunda Guerra Mundial, aunque sin concretar fechas.

El mensaje hallado en Bletchingley tenía 27 grupos de códigos de cinco letras, escrito todo a mano. Los expertos del GCHQ creen que su contenido es coherente con algunos de los métodos de cifrado que usaban los británicos en esas fechas. Lo malo es que esto significa que, sin acceso a los libros de códigos usados y a los detalles del cifrado utilizado, es posible que sea casi imposible descifrarlo.

Unas 250.000 palomas se utilizaron como medio de envío de mensajes durante la Segunda Guerra Mundial. Fueron utilizadas por muchas unidades y también, por supuesto, por el Servicio de Operaciones Especiales (Special Operations Executive, SOE). Cada paloma en servicio recibía un número de identificación. Dos de estos números, NURP.40.TW.194 y NURP.37.OK.76, han sido identificados en el mensaje de Bletchingley. Cualquiera de ellos podría ser la identidad de la paloma de la chimenea. La presencia de dos códigos de paloma en el mensaje es posible que indique que el mismo mensaje se envió por duplicado y por eso están los identificadores de ambas palomas.

Las identificaciones de las palomas se desglosan de la siguiente manera: el primer grupo de letras indicaba su origen (NURP era la Unión Nacional de Palomas Mensajeras). El siguiente número de dos dígitos indicaba su año de registro (40 se refiere a 1940) y el último grupo de números identificaba a la paloma en concreto. Para las palomas de la NURP, el grupo de letras anterior al último número indicaba la zona del país de la que procedía.

Gord Young, un canadiense, explicó cómo había descifrado el mensaje, y si bien tiene lógica lo que dice, no se puede dar por bueno

El GCHQ hizo público este mensaje y su historia hace más de una década, y centenares de aficionados trataron de resolver el problema. Las soluciones que se iban proponiendo eran analizadas por los expertos británicos, pero de momento ninguna se ha dado por buena sin reparos. Se hizo muy popular en su momento la que dio el canadiense Gord Young, que indicaba quién y por qué había enviado el mensaje. Según su teoría era un observador que fue lanzado sobre Normandía en el día D, para informar de las posiciones alemanas. Pero el método usado y algún detalle más llevan al GCHQ a descartar esa propuesta como solución.

Que no se puede descifrar después de 80 años nos puede parecer un fastidio, pero en realidad significa que los métodos usados entonces son seguros todavía, en cierta medida. Sin el libro de códigos empleado para cifrar ese mensaje concreto, es muy difícil descifrarlo. Y muchos de esos libros se destruyeron una vez que dejaron de utilizarse. Los códigos de un solo uso, donde se usa una clave aleatoria única para cifrar y descifrar cada mensaje, son realmente seguros. El problema está en que tanto emisor como receptor deben usar esa misma clave y por lo tanto tener el mismo libro de códigos y saber cuál es la que se va a utilizar. Pero pasado ese trámite, son un método sólido.

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