El escándalo del Watergate tuvo lugar en los primeros años de la década de los 70, y tiene como arranque el robo de documentos de las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata de Estados Unidos. Ese complejo de oficinas se llamaba Watergate y de ahí viene el nombre con el que se acabó denominando a unas cuantas actividades poco claras que se llevaron por delante al entonces presidente Nixon. Hasta hoy, es el único presidente de Estados Unidos que ha renunciado. Los billetes que delataron a Nixon en el Watergate son una curiosidad que muestra cómo una pequeña pista puede comenzar a desmadejar el lío.
Por cierto, hace unas semanas hablábamos de que Grover Cleveland ha sido el único presidente de EEUU dos veces no consecutivas.
Los billetes que delataron a Nixon en el Watergate estaban en poder de los detenidos y tenían una numeración consecutiva
Cuando los asaltantes del edificio fueron detenidos, la policía se hizo también con unos 3.600 dólares en efectivo que tenían en su poder. Gran parte de ese dinero eran billetes de 100 dólares, que tenían una numeración consecutiva. Este hecho, muy extraño, no pasó desapercibido.
Con los billetes pasa algo similar a cuando se mezclan las cartas de naipes en una partida. Sólo deberían estar colocadas las cartas en orden al desprecintar la baraja. Posteriormente, con el propio juego y al barajar las cartas, el orden se va rompiendo. Así, los billetes con una numeración seguida están juntos cuando se producen y se entregan por primera vez. Luego, cada billete toma su camino en la vida y acaban todos mezclados. Por lo tanto, no había pasado mucha de esa vida de los billetes desde su salida de la Oficina de Grabado e Impresión de Estados Unidos, donde se imprime el dinero, hasta los bolsillos de los asaltantes.
El número de serie permitía también saber en qué área geográfica se habían emitido. Hay 12 bancos regionales en la Reserva Federal y cada uno tiene una letra identificativa. Los números de los billetes incautados comenzaban por C y F, así que los investigadores sabían que tenían que hablar con los bancos de la Reserva Federal en Atlanta y Filadelfia. En estas oficinas miraron sus registros y comunicaron que los billetes con los números que tenían los asaltantes se habían enviado al Girald Bank & Trust de Filadelfia, en caso de Filadelfia. En el caso de Atlanta, el banco de la Reserva Federal había enviado esos billetes a Miami, al Republic National Bank.
Aunque en la famosa película Garganta Profunda dice sigue el dinero, es una licencia de la ficción
No era gran cosa, pero un hilo del que tirar. Uno de los detenidos, Bernard Barker, tenía una cuenta en el banco de Miami. Analizando los movimientos en ella, los investigadores descubrieron que se habían ingresado algunos cheques con importantes cantidades. Siguieron tirando del hilo y concluyeron que los fondos provenían del Comité para la Reelección del presidente Nixon.
Uno de los cheques ingresados había sido emitido por un banco Florida a favor de Keneth H. Dahlberg, uno de los responsables económicos del entorno de Nixon, para apoyar la candidatura de este a la presidencia. Había otros ingresos similares, pero el origen era México y su rastreo era mucho más complicado. A partir de ahí se supo que los delincuentes habían sido contratados por los hombres del presidente para espiar a los demócratas, pinchando sus teléfonos y fotografiando documentos en sus oficinas.
En la película Todos los hombres del presidente, dirigida por Alan Pakula y con Robert Redford y Dustin Hoffman como protagonistas, Garganta Profunda, el delator clave en el caso, dice la frase Sigue el dinero. Esta frase ya forma parte de la cultura popular, pero es una licencia de la película, porque en el libro en que se basa la película, no se menciona. El libro fue escrito por Bob Woodward, al que interpretó Redford, y Carl Bernstein, que fue Hoffman en la película.
Y sí «siguieron el dinero», aunque no aparezca la frase en el libro; y de haber profundizado ese seguimiento, se dice que habrían llegado hasta Armand Hammer, el muy corrupto magnate petrolero, quien proveyó los fondos para la operación. Hammer se declaró culpable de contribuciones ilegales a Nixon; pero, obviamente, no fue encarcelado, y luego George H. W. Bush lo indultó plenamente en agosto de 1989.
Gracias, José Gregorio, por esos datos. La verdad es que es una muestra de los intereses turbios que mueve la política.
Saludos.
pero el origen era Méjico…
Mis ojos, mis ojos…:-) Viva MéXico.
Gracias a Dios que estás ahí de corrector, Lamastelle.
Ya lo he cambiado. De todas formas, la RAE no dice que sea incorrecto usar la j, dice que es preferible la x.
Un saludo.
México, con «x» es lo adecuado; por razones históricas y políticas; y así es el nombre de los Estados Unidos Mexicanos, al igual que su capital, Ciudad de México. También Oaxaca, y hasta Texas (pronúnciese «Tejas»), que fue territorio mexicano. Recordemos a doña Ximena Díaz, la esposa del Cid.