A finales del siglo XIX, haber creado la tabla periódica permitió a Mendeléyev tener una segunda mujer. Acusado de poligamia, el propio zar dijo: Mendeléyev tiene dos esposas, pero Rusia sólo tiene un Mendeléyev. La historia de hoy me recuerda a la del químico ruso, porque el escritor Jean Genet se libró de la cárcel por la admiración de sus colegas artistas, que pidieron su indulto.
Jean Genet fue un escritor francés, nacido en 1910 en París, donde falleció en 1986. Este prolífico autor no tuvo una infancia muy convencional, y ya cuando tenía 14 años se escapó del internado educativo en el que estaba ingresado. Sólo fue la primera fuga de muchas, ya que se dedicaba a vagabundear, trampear y a entrar y salir del centro. Al final sus acciones le llevaron del internado educativo a otro tipo de internado, a una prisión juvenil.
Para salir de prisión se alistó en la Legión Extranjera, pero desertó y volvió a Francia, continuando con su vida de ladrón y prostituyéndose para conseguir dinero. En definitiva, todo un delincuente que pisaba la cárcel cada vez con más asiduidad, mientras iba aumentando su catálogo de delitos, incluyendo, por ejemplo, la falsificación de documentos.
Durante todo ese tiempo, antes de llegar a los 40 años, iba escribiendo poemas y algunas novelas, con las que se fue haciendo un nombre en el mundo de las letras, aunque seguía siendo un ladrón. Tanto es así, que debido a la cantidad de condenas que fue acumulando llegó un momento es que se cernía sobre él una cadena perpetua. En la otra parte de su vida, la literaria, tenía amigos y admiradores. Sartre, Giacometti, Foucault… eran muchos hombres importantes los que tenían cierta relación con él y lo admiraban.
Cuando se supo que estaba cerca de ser condenado a cadena perpetua, varios escritores y artistas franceses abogaron por él, haciendo campaña en los medios de comunicación a su favor. Jean-Paul Sartre, Jean Cocteau o Picasso, por ejemplo, hicieron incluso una petición de indulto al gobierno, directamente al presidente de la República, que entonces era Vincent Auriol. Y la petición fue aceptada. Era 1948, y Genet se libró de la prisión en aquel momento y para siempre, porque no volvió a ser encarcelado.
En definitiva, un pájaro que se libró de la justicia por sus dotes literarias y por la influencia de sus admiradores. En mi opinión, la justicia tenía que haber seguido su curso y haberlo recluido, si era eso lo que tocaba. Y allí, en prisión, podría haber escrito lo que hubiera querido. Hemingway comentaba este caso de Genet para ilustrar el valor que se le daba en Francia a los artistas, tanto que incluso estaban por encima de la justicia.
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También Benvenuto Cellini, por sus méritos artísticos fue indultado, a pesar de haber cometido varios asesinatos, ninguno doloso.
El autor dice: "En mi opinión, la justicia tenía que haber seguido su curso y haberlo recluido, si era eso lo que tocaba.". Pero esa es la esencia del indulto; y Genet nunca mató a nadie; y muchísimos peores casos de indulto hay en la historia reciente.
Por razones de espacio, sólo mencionaré dos de los más criticables: Uno, el indulto concedido por Nixon al criminal de guerra William Calley Jr., condenado como culpable principal por ordenar y dirigir de la matanza de Mỹ Lai, en Vietnam, cuando soldados estadounidenses masacraron a más de 500 civiles desarmados en esa aldea. Entre las víctimas había hombres, mujeres, niños y bebés. Algunas de las mujeres fueron violadas en grupo y sus cuerpos mutilados; algunos soldados mutilaron y violaron a niños de tan sólo 12 años.
El segundo caso es el de otro criminal de guerra, Oliver North, también militar estadounidense, criminal de guerra confeso, que operó en el caso denominado Irán-Contras, donde la CIA, ilegalmente se confabuló con militares activos para vender armas a Irán, y con ese dinero comprar droga que entregaban a detallistas dentro de los EUA, para su venta en las calles; y con las ganancias, financiaban a grupos armados que se oponían al gobierno de Nicaragua. North fue condenado, pero indultado.