El marqués de Sade es un personaje que todos tenemos en la cabeza asociado con el sexo y el sadismo. De hecho, esta palabra, sadismo, tiene su origen en él. De Sade, sadismo. Y la RAE dice que sadismo es una perversión sexual de quien provoca su propia excitación cometiendo actos de crueldad en otra persona y crueldad refinada, con placer de quien la ejecuta. Esas dos acepciones encajan en el vida de Sade, de acuerdo a lo que se cuenta en La maldición del marqués de Sade, de Joel Warner . Pero Sade también es literatura e historia. De hecho, no es tanto Sade sino uno de sus manuscritos el tema central del libro
A pesar de lo que pudiera uno pensar por el título, no se trata de una novela sino de un ensayo sobre Sade y sobre una de sus obras más famosas y peculiares: Los 120 días de Sodoma. La escribió en poco más de un mes mientras estaba encerrado en la prisión de la Bastilla. El marqués salió de esa prisión dejándola escondida en el muro de su celda, poco antes de que se asaltara la prisión al inicio de la Revolución Francesa. A partir de ahí, Warner traza la biografía de Sade, por un lado, llena de escándalos, cambios, prisiones e incluso psiquiátricos; y la vida del manuscrito de Los 120 días de Sodoma por otro. Y es sorprendente lo que ha dado de sí este manuscrito.
La maldición del marqués de Sade, de Joel Warner, cuenta la historia, a lo largo de los siglos, del manuscrito de Los 120 días de Sodoma
El manuscrito, por cierto, es un rollo de unos 12 metros de largo y 11 centímetros de ancho, que el propio Sade hizo pegando trozos de papel y que llenó con una caligrafía minúscula y apelotonada.
Como si fuera realmente un libro maldito, ese manuscrito se ha ido enredando en las vidas de relevantes aristócratas, de coleccionistas de libros eróticos, de artistas surrealistas, de investigadores sexuales y, finalmente, de Gérard Lhéritier. Este tipo construyó un imperio enorme a partir de la creación de una empresa de inversión en manuscritos y documentos históricos, que resultó finalmente ser una estafa y voló por los aires. Voló llevándose centenares de millones de euros de inversores hace tan sólo unos pocos años.
Al final el gobierno francés peleó por el manuscrito y se hizo con él, pero por el camino hay una serie de hechos realmente sorprendente y atractiva. Ahora, por cierto, después de varios siglos, el manuscrito de Los 120 días de Sodoma es un bien en manos del gobierno francés. Lo considera una obra importante de su historia, un tesoro nacional, a pesar de estar llena de depravación y excesos. Muchos son los que lo han comenzado y lo abandonan a las pocas páginas, asqueados por su perversidad.
Todas esas vicisitudes están narradas en este libro La maldición del marqués de Sade, dando saltos en el tiempo a lo largo de estos dos siglos y medio últimos desde que se escribió. La historia de un manuscrito podría ser algo que sólo interesara a los bibliófilos más cafeteros, pero resulta que se van acumulando personajes, situaciones y conspiraciones en torno a este rollo manuscrito por Sade, que hace que todo ellos se convierta en una historia interesante.