En noviembre de 2019 les recomendaba aquí la obra titulada Memorial de los libros naufragados, de Edward Wilson-Lee. Decía entonces: «Ya saben que aquí sólo recomiendo libros, no hablo de cosas que no me gustaron. Bien, pues este Memorial de los libros naufragados, de Edward Wilson-Lee es el libro que más he disfrutado de lo que he leído en lo que va de 2019.» Y escribía esto en noviembre, así que ya estaban 11 doceavas partes del año leías. Por eso, cuando supe hace unas semanas que ese autor publicaba un nuevo libro y que seguía el enfoque histórico del anterior, caí sobre él. Sobre el libro, no sobre el autor. Este nuevo título es El poeta y el archivero, de Edward Wilson-Lee, del que les hablo hoy.
Si en la anterior obra eran Hernando Colón y España la excusa para hablar de la cultura del siglo XVI, de la caza de libros y de otras muchas cosas, ahora Wilson-Lee cambia de país, pero sin dejar la península Ibérica. Portugal es ahora el punto de partida, y los personajes son dos: un archivero y un poeta. Dos hombres, eso sí, muy bien elegidos.
El archivero es Damião de Góis, que nació en 1502 y que, entre otros muchos trabajos, asumió la tarea de cuidar el archivo documental del rey de Portugal. El título del archivero era Guarda Mor, lo que sería algo así como Gran Guardián, que es un gran nombre para un título, hay que reconocerlo. Además fue un gran humanista, con afán por el conocimiento y por la comprensión del mundo, en el tiempo de las reacciones europeas a la reforma religiosa, una época apasionante. Apasionante porque la religión dirigía la vida, y un cambio de peso en la religión, como fueron la reforma y la contrarreforma, afectó a todo, de la comida al arte. Del comercio a la política.
El poeta es Luís de Camões, unos 20 años más joven que Damião de Góis, y que está considerado el mayor poeta en lengua portuguesa de la historia. Hace unos meses compré en la librería más antigua del mundo (al menos así se anuncia), que está en Lisboa, un libro sobre poesía portuguesa y allí se habla de él como el poeta nacional de Portugal. Pero no sólo escribió, Camões también combatió y viajó por todo el Imperio Portugués, de Goa, en la India, a Malasia o África.
A partir ahí, con estos dos atractivos guías, el libro nos cuenta mil historias sobre Europa y sobre personajes relevantes, sobre los viajes y la cultura en el siglo XVI, y también sobre la colonización y las relaciones internacionales. Damião de Góis se interesaba por todo y estaba en una posición privilegiada para acceder, por ejemplo, al arte de Durero o El Bosco, o para conocer a fondo a figuras tan relevantes como Erasmo de Róterdam. De hecho, el Tríptico de las Tentaciones de san Antonio, de El Bosco, que está hoy en el Museo Nacional de Arte Antigua de Lisboa, era de nuestro archivero.
A veces nos centramos demasiado en la historia de nuestro país y en ciertos hechos concretos. Por eso, esta visión alejada que nos da Wilson-Lee en este El poeta y el archivero, nos ayuda a ver las estructuras de la historia. La foto panorámica de una parte de importante del mundo durante el siglo XVI, y de la expansión por él de nuestra cultura. Y, como nos gusta en Curistoria, usando historias y detalles más pequeñas y concretas para crear el mosaico general. Y ya les digo que este tipo de libros, si están bien hechos como es el caso, suelen crear las ganas de leer algo más sobre esto o aquello, que es lo mejor que puede hacer un libro, hacer que quieras leer más sobre el tema del que habla.
Por cierto, el libro está magníficamente editado por Ariel, en cartoné, y con muchas imágenes repartidas a lo largo del texto. Una opción que me gusta más que el habitual cuadernillo central de imágenes. La traductora es Beatriz Ruiz Jara.
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