Las desconocidas últimas palabras de Friedrich Nietzsche

Las desconocidas últimas palabras de Friedrich Nietzsche

Friedrich Wilhelm Nietzsche nació en 1844 en Prusia. Es uno de los filósofos más populares y con seguridad de los más influyentes del siglo XX. Y esto a pesar de que murió joven y tras pasar los últimos 11 años de su vida hundido en la locura. Sin poder comunicarse. La historia de las desconocidas últimas palabras de Friedrich Nietzsche, que fueron a un caballo, son parte ya de la cultura popular.

Las desconocidas últimas palabras de Friedrich Nietzsche fueron a un caballo que estaba siendo maltratado por su dueño

Nietzsche decía que el pensamiento científico y la forma de ver la vida que se había generalizado en su tiempo había hecho que la gente hubiera dejado de creer en Dios. De ahí el famoso Dios ha muerto que se le atribuye. Pero, como dice el chiste, de momento lo único que sabemos es que Nietzsche está muerto. Sobre lo de Dios no hay nada confirmado.

El filósofo murió el 25 de agosto del año 1900, a los 56 años, después de una vida de problemas psicológicos persistentes. Más de 11 años antes, el 3 de enero de 1889, el filósofo dijo las que se consideran sus últimas palabras, y en realidad nadie sabe cuáles fueron. Es más, esta historia está llena de lagunas y de incertidumbre, lo que la hace todavía más interesante.

Ese día de enero Nietzsche paseaba por Turín cuando vio a un cochero azotando y maltratando a su pobre caballo. El filósofo se acercó corriendo al animal y lo abrazó por el cuello, situándose entre él y el cochero, suponemos que para proteger al caballo de los golpes de la fusta. Ahí pronunció las últimas palabras de su vida. ¿Dirigidas a un caballo? Eso parece.

Unas fuentes dicen que dijo Mamá, soy tonto. Otras que murmuró al caballo Pobre hermano mío. Lo cierto, como decía, es que no se sabe. Incluso hubo testimonios que aseguraban que no llegó a decir nada que se entendiera.

Tras aquel incidente del caballo perdió la cabeza definitivamente

Tras eso, cayó al suelo inconsciente. Fue detenido por la policía por desórdenes públicos y cuando recuperó la consciencia su mente ya estaba perdida. No volvió a estar cuerdo en la década larga que se alargó su vida tras aquel incidente en Turín.

Una prueba de esa locura la tenemos en las cartas que envío en los días siguientes a algunos amigos. Son cartas plagadas de incoherencias y sinsentidos. En ellas, por ejemplo, hablaba del emperador alemán, o se tomaba a sí mismo por el creador del mundo o el dios Dionisio.

Fue llevado a un sanatorio mental en Suiza, y cuando lo abandonó no fue por estar curado, ni mucho menos. Ya dependería siempre de los cuidados de su madre y de su hermana. No volvió a la cordura, a ser capaz de escribir como lo había hecho o a comunicarse con normalidad. No volvió a hablar. Por supuesto, tampoco había estado bien en la época anterior al incidente del caballo, pero tras él perdió para siempre el contacto con el mundo.

Esta historia es muy famosa y, como decía, casi es mejor al estar llena de incertidumbres, porque así deja una puerta abierta a la interpretación. En 2011 se hizo una película sobre el episodio, titulada El caballo de Turín. También Milán Kundera, en La insoportable levedad del ser, trae esta escena a la ficción y aporta su propio enfoque. Hace tiempo que recogí en una entrada las últimas palabras de 30 grandes personajes históricos, y acabo de comprobar que no estaban estas, por si quiere repasar aquel listado.

3 comentarios en “Las desconocidas últimas palabras de Friedrich Nietzsche”

  1. JOSE LORENZO SERAFIN VIDAL

    Hola.
    Una pequeña observación, quizás para nublar todavía más el episodio.
    Nietzche era alemán, en un estado predemente o ya demente debido a la sífilis, así que seguramente lo que dijese en ese momento fuese también en alemán.
    ¿Puede que por eso nadie le entendiese o lo interpretase como mejor le sonase al que supuestamente lo oyó? ¿Quizás por eso dijesen que no se entendía?
    Saludos

  2. José Gregorio Piña T.

    Muy probable. Lo mismo se dice de las últimas palabras de otro famoso alemán, Albert Einstein; quien al morir dijo algo en su lengua materna; pero sólo estaba presente una enfermera estadounidense que no hablaba alemán.
    Es usual que tanto en esos momentos como, en general, en un momento de mucha exaltación, las personas plurilingües se expresen en su lengua materna.

  3. Gracias a los dos por comentar. Efectivamente, es probable que comentara algo en alemán y no se entendiera, o que dijera algo sin mucho sentido. Como decía, eso añade sal a la historia, la hace más atractiva.
    Un saludo.

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