El general nazi Rauter y la masacre de Woeste Hoeve

El general nazi Rauter y la masacre de Woeste Hoeve

La historia de Lídice es muy conocida. Fue la cruel respuesta de los nazis al atentado contra Reinhard Heydrich en la operación Antropoide. Lo que ocurrió en Lídice, el pueblo arrasado por pura venganza, ya lo conté aquí hace mucho. Y a la operación contra Heydrich le dediqué un capítulo en mi libro sobre operaciones especiales de la Segunda Guerra Mundial. El general nazi Rauter y la masacre de Woeste Hoeve son una historia con cierto paralelismo con el caso de Lídice.

El general nazi Rauter y la masacre de Woeste Hoeve recuerdan tristemente a Lídice y Heydrich, aunque este no fue un ataque preparado

Hanns Albin Rauter fue un ingeniero y militar austríaco que fue jefe de la SS y, durante la Segunda Guerra Mundial, responsable de la policía en los Países Bajos. Desde esos cargos reclutó, en territorio ocupado, a miembros locales para el nazismo y colaboró con el exterminio judío, tanto en acciones locales como contribuyendo a la Solución Final con detenciones y deportaciones.

En la noche del 6 al 7 de marzo de 1945, cuando los Países Bajos seguían todavía bajo el mando de Rauter, este viajaba en un vehículo cerca de la pequeña localidad de Woeste Hoeve. Se topó entonces con la resistencia neerlandesa, que, sin buscarlo, tuvo a su alcance una pieza caza mayor, a un general de la SS.

Los miembros de la resistencia estaban vestidos con uniformes alemanes, dieron el alto al BMW de Rauter y dispararon contra él. Dentro del coche, además del general, iban el chófer y otro oficial de la SS. Los atacantes, después de acribillar el coche, dieron a todos por muertos y salieron huyendo. Rauter parecía muerto, pero no lo estaba. Una patrulla alemana llegó poco después al lugar y lo llevó al hospital. Sobrevivió.

En un triste paralelismo con el caso de Lídice y Heydrich, los nazis decidieron vengar el ataque contra Rauter con asesinatos masivos. Eberhardt Schongarth, el oficial alemán que se encargó del caso fue implacable en este empeño.

Un soldado alemán se negó a fusilar a los prisioneros, y acabó formando parte de los fusilados

Los nazis trasladaron a Woeste Hoeve a 116 prisioneros y los fusilaron en el mismo lugar donde se había producido el asalto al coche de Rauter. A esos 116 se sumó un soldado alemán, Helmut Seijffards, que habían sido designado para forma parte del pelotón de fusilamiento, pero tuvo el valor de negarse a disparar. Pasó de un lado de las armas al otro, a verse frente al cañón de sus compañeros alemanes, y también fue asesinado en Woeste Hoeve.

No contentos con esto, otros casi 150 prisioneros de la Gestapo fueron ejecutados en otros lugares, usando como pretexto lo ocurrido con Rauter.

Finalmente Rauter fue capturado por los británicos unas semanas después, en el mismo hospital al que había sido llevado tras el atentado. Fue entregado a los holandeses y juzgado en La Haya, donde acabó sentenciado a muerte. La condena se cumplió el 24 de marzo de 1949. Fue fusilado, como los prisioneros de Woeste Hoeve.

Los prisioneros asesinados fueron enterrados en una fosa común en el cementerio de Ugchelen. El lugar de enterramiento de Rauter, en cambio, permanece secreto.

Fuente de la imagen: Oorlogs Bronnen

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