Planeta océano, de Javier Peláez

Planeta océano, de Javier Peláez

Les decía en la entrada sobre cómo los marineros se salvaban por los pelos largos que lo había leído en el libro Planeta océano, de Javier Peláez y que ya les hablaría de él. Y aquí estoy para saldar esa deuda. Con gusto.

Aunque el eje central del libro son las expediciones que descubrieron el mundo, como dice el subtítulo, en realidad expande el contenido un poco más allá de eso. Mete un poco la cuchara, por ejemplo, en historia de la navegación o en los avances tecnológicos que permitieron mejorar los barcos y cómo guiarse en el océano. Y tiene mucha historia, como no podía ser de otro modo por el tema. Y ciencia, como no podía ser de otro modo por el autor. Pero todo esto da un poco igual. Da igual el tema, si me apuran.

Porque lo que hace Peláez en este Planeta océano es coger un hilo conductor y vestirlo de historias, de datos, de curiosidades y de conocimiento, que hacen que cualquiera con un mínimo de inquietud se interese por el tema. Sea cual sea. Por supuesto, hablar de expediciones marítimas y del descubrimiento del mundo es terreno abonado para encontrar buenas historias, pero hay que saber hacerlo. Y en este libro se sabe hacerlo.

Planeta océano, de Javier Peláez, trata de un montón de cosas: historia, ciencia, aventura, geografía…

Al final lo mismo te encuentras con Pompeyo atizando a los piratas, que con las aventuras vikingas por el norte del mundo, con los viajes de una armada china gigante, que con la historia de la búsqueda de la especiería al otro lado del océano. Sin dejar un huequito sin rellenar de algo interesante.

Parafraseando a aquella señora que decía: ¿a quién no le va a gustar un Imperio Romano del Siglo I?, yo diría: ¿a quién no le va a gustar una historia de locos que se meten en un barco y se lanzan a lo desconocido? Que comen cuero remojado porque no queda más. Que se juegan la vida por una idea, por una visión del mundo que, en ocasiones, era equivocada. Y aun así aciertan.

Igual que Vincent Anton Freeman, el personaje de Ethan Hawke en Gattaca, vence porque cuando se aleja nadando de la costa no piensa en volver a la orilla. Así ha habido unos cuantos locos que estoy seguro de que vencieron porque no se pararon mucho a pensar en cómo volver a casa. Pesaba más a dónde iban. De sus historias trata también este libro.

Si no han visto Gattaca, por cierto, deberían. Y después de verla acuérdense de que el segundo apellido del protagonista es Freeman.

Javier Peláez es un tipo bastante conocido por ser una de las cabezas de Naukas.com, por escribir varios sitios, por sus podcasts… A título personal les diré que recuerdo algunas de sus entradas en La aldea irreductible donde repasaba lo que había hecho en el año. En ese repaso de su año lo mismo había cenado con Richard Dawkins, que estaba con Brian May, el astrofísico y guitarrista de Queen, que veía a Eric Clapton o estaba con Armstrong y otros astronautas.

Por si fuera poco, la gente de la editorial Crítica (una de mis favoritas, como ya les he dicho otras veces) ha tenido el buen gusto de meter mapas e ilustraciones de diferentes tipos de barcos. Perfecto para saber cómo era pentecóntera del 700a.C. o una coca del siglo XIII.

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