Hace unos meses, en plena crisis de fallecimientos por la pandemia, leí en algún periódico sobre la Hermandad de la Sangre de Cristo de Zaragoza. Es una historia impresionante la de esta hermandad zaragozana que lleva siglos levantando cadáveres y consolando a las familias.
La hermandad zaragozana que lleva siglos levantando cadáveres fue fundada en el año 1280
El nombre completo es Muy Ilustre, Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de Misericordia. Es un nombre largo, pero no tan largo como su historia, porque fue fundada en torno al año 1280. Esta cofradía tiene otras labores y funciones, pero la más llamativa es la recogida de cadáveres en su ciudad, Zaragoza.
Aunque su origen está en el siglo XIII, que es donde se sitúan las primeras referencias, la documentación concreta sobre sus labores y funciones data del siglo XVI. En esa documentación se habla ya de que la hermandad realiza como especial trabajo la recogida de cadáveres y su cristiana sepultura. Además de esto, por supuesto, organiza y participa en procesiones y hace otro tipo de actos religiosos, que son sus actividades principales.
Al parecer, como contaba el historiador José Luis Gómez Urdáñez en El País, el origen está en la expansión de los franciscanos por la Corona de Aragón. Se les otorgó el privilegio de levantar y ocuparse de los cadáveres hallados en desamparo. Probablemente eso que llamamos privilegio fuera en realidad una petición de ayuda a la hermandad, debido a algún problema como una peste. Algún pico de muertes que obligó a pedir ayuda para recoger los cuerpos y enterrarlos.
En su tiempo también asistían a los condenados a muerte, encargándose de la su última cena antes de morir. Además, si la condena suponía que el ajusticiado debía ser desmembrado y enterrado en la zona donde había cometido su crimen, esto también era labor de la Hermandad de la Sangre de Cristo.
Los levantamientos de cadáveres en Zaragoza son su responsabilidad: asesinatos, suicidios, accidentes, gente que muere sola… una labor tan dura como admirable
Como explican en su página, en todos estos siglos de historia han pasado por momentos especiales. Por ejemplo, durante los Sitios de Zaragoza no sólo vieron a los franceses destruir obras religiosas muy queridas por la hermandad, sino que se agravó su trabajo de recogida de cadáveres. También han visto a los quemados por las hogueras inquisitoriales, los muertos de la Guerra Civil, muertos por garrote o, más cercano en el tiempo, los años de la heroína, los 80, o los atentados de ETA.
Además de la recogida de cadáveres, los hermanos acompañan a las familias de los fallecidos. Esta segunda parte es tan importante como la primera. Lógicamente, no todos los muertos en Zaragoza pasan por sus manos, sino aquellos en los que, podríamos decir, hay que hacer un levantamiento del cadáver. Es decir, los asesinatos, suicidios, accidentes de tráfico o las muertes de personas solas y abandonadas, son su responsabilidad. En total, unos 500 fallecidos al año, por supuesto, fuera de la pandemia. En la pandemia del Covid-19 han tenido que echar una mano a las funerarias por el aumento de la demanda. Terrible.
Todavía guardan alguna costumbre antigua. Por ejemplo, la elección de hermanos. Para admitir a un nuevo miembro, se vota metiendo en una caja una piedra blanca, voto positivo, o una piedra negra, voto negativo. Por cierto, que el número de hermanos no puede ser superior a 50 miembros, según los estatutos. Entre esos 50 deben cumplir la misión de estar siempre de guardia, todos los días del año.