Tube Alloys, el proyecto británico para crear una bomba nuclear

El proyecto Manhattan es popularmente conocido por el enorme esfuerzo estadounidense que dio lugar a las bombas atómicas. Con Estados Unidos como líder, participaron también Gran Bretaña y Canadá. Una muestra del esfuerzo es que unas 130.000 personas trabajaron en él y, por supuesto, algunos de los más brillantes científicos de la época. Pero antes del proyecto Manhattan se lanzara oficialmente los británicos habían lanzado el suyo propio. Tube Alloys, el proyecto británico para crear una bomba nuclear, acabó siendo absorbido por el proyecto Manhattan.

Tube Alloys, el proyecto británico para crear una bomba nuclear partió del memorándum Frisch-Peierls, la primera explicación de cómo debería fabricarse una bomba nuclear

En marzo de 1940, dos científicos alemanes exiliados en Gran Bretaña, Otto Frisch y Rudolf Peierls, escribieron un histórico informe que lleva sus apellidos. Es el memorándum Frisch-Peierls, y es la primera explicación detallada y práctica de cómo debería fabricarse una bomba nuclear. Ambos estaban entonces trabajando en la Universidad de Birmingham. Hablaban de una superbomba capaz de provocar una explosión de una temperatura comparable a la del sol. La explosión devastaría una zona extensa, y la radiación posterior acabaría con muchas vidas.

Esto fue en Gran Bretaña en 1940. Antes de que Estados Unidos entrada en la Segunda Guerra Mundial y antes de que el proyecto Manhattan naciera oficialmente. Ya en ese momento, Peierls recomendó desarrollar esas nuevas armas nucleares ante la posibilidad de que los alemanes estuvieran haciéndolo. El gobierno británico creó un comité para investigar esa idea, cuyo nombre en clave era Maud. El resultado de todo aquello fue la puesta en marcha del proyecto Tube Alloys, a finales de agosto de 1941.

Tube Alloys era como el proyecto Manhattan. Tenía el mismo objetivo y la misma orientación. Científicos de varias universidades y algunas entidades públicas se pusieron manos a la obra para diseñar y crear bombas nucleares. En 1941 y los primeros meses de 1942, los británicos iban por delante de los estadounidenses en la carrera nuclear.

Dentro de los acuerdos para unir los proyectos Tube Alloys y Manhattan, llama la atención que el secreto que querían mantener llevara roto desde el principio

En ese 1942, algunos de los líderes de Tube Alloys visitaron Estados Unidos y quedaron impresionados con los avances, la organización y los recursos de que disponían al otro lado del Atlántico. Ahí comenzaron a ver que era razonable aunar esfuerzos y optimizar recursos. Dos años después del lanzamiento del proyecto Tube Alloys, el 19 de agosto de 1943, Churchill y Roosevelt firmaron el Acuerdo de Quebec que unía este con el proyecto Manhattan.

Algunos de los puntos del acuerdo eran:

Primero – No utilizar nada relacionado con los proyectos nucleares para atacarse entre ellos. Es decir, Estados Unidos nunca lanzaría una bomba nuclear sobre Reino Unido. Ni viceversa.

Segundo – No usar las bombas contra terceros, sin el consentimiento del otro.

Tercero – No se informará nada al respecto del proyecto a terceros, excepto si ambos están de acuerdo en hacerlo. Esto es muy interesante porque desde el comienzo los rusos estaban al tanto de todo gracias a Klaus Fuchs, Donald Maclean y Guy Burgess. Estos dos últimos, parte de los Cinco de Cambridge. Y del primero un comité del Congreso de EEUU, en 1951, dijo que “por sí sólo había influido en la seguridad de más gente y causado más daño que cualquier otro espía, no sólo en la historia de Estados Unidos, sino en la historia de las naciones”.

Cuarto – Dado que el esfuerzo productivo en tiempo de guerra lo pone Estados Unidos, los británicos reconocen que las ventajas industriales tras la guerra tendrán a los americanos como líderes y serán ellos los que definan qué es justo en este sentido.

Aquello fue el final del proyecto Tube Alloys, que fue absorbido por el proyecto Manhattan. El resultado, las bombas en Hiroshima y Nagasaki, ya lo conocen.

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